EE.UU.-Este sábado se cumplen tres años del asalto al capitolio en los Estados Unidos, cuando simpatizantes de Trump irrumpieron en el Capitolio con el objetivo de interrumpir la sesión parlamentaria en la que se iba a certificar la victoria de Biden en las elecciones de 2020, obligando a los legisladores a esconderse y a la policía a enfrentarse a los intrusos.
El asalto se produjo después de que Trump, en un mitin fuera de la Casa Blanca, instara a la multitud a dirigirse al Congreso y a «luchar con todas sus fuerzas».
Cinco personas murieron entonces, cuatro agentes de policía se suicidaron posteriormente, 1.250 personas han sido imputadas y ya se han dictado 890 condenas.
Una investigación liderada por legisladores demócratas señaló a Trump como el principal instigador de la turba que atacó el Capitolio, alentada por las afirmaciones – sin base- de que las elecciones de 2020 le fueron robadas, un planteamiento que el expresidente mantiene, a pesar de enfrentar un caso federal y otro estatal por su papel en los acontecimientos que rodearon al 6 de enero y su supuesta interferencia en los comicios.
Tres años después, este inédito hecho todavía permanece en el centro de una política cada vez más polarizada. De un lado, se resta importancia y se intenta pasar página; del otro, se insiste en catalogar al asalto como una «insurrección» y a sus protagonistas como peligrosos actores en contra de la democracia.