REDACCIÓN CIENCIA.- La tarea de asir objetos requiere de la vista y el tacto, pero este último no existe cuando se usa un brazo robótico. Sin embargo, una investigación ha añadido una estimulación cerebral que permite recibir información sensorial táctil, lo que mejora el uso de la extremidad artificial.
El estudio que publica Science describe el caso del primer paciente en el mundo con un brazo robótico de control cerebral a quien implantaron electrodos no solo en el córtex motor, sino también en el somatosensorial, una región del cerebro que procesa la información sensorial del cuerpo.
La interfaz cerebro-ordenador (ICC) no solo se basa en la vista, sino que también imita la sensación táctil, lo que mejoró de forma drástica la capacidad para manipular objetos del paciente, un joven de 28 años, que había sufrido una lesión 10 años antes en un accidente de coche.
El joven se sometió a una serie de pruebas para asir y pasar varios objetos desde una mesa a una plataforma elevada. Al complementar la visión con la percepción táctil artificial redujo a la mitad el tiempo que empleaba, pasando de una media de 20,9 a 10,2 segundos.
Los investigadores de la Universidad de Pittsburg (EE.UU) agregaron a la ICC un canal para imitar la información sensorial de la piel de la mano, por lo que el sistema «lee», pero también «escribe» información en el cerebro.
La ICC bidireccional lee la actividad neuronal de la corteza motora del cerebro para controlar el brazo robótico, y los sensores en la «piel» de la extremidad robótica recodifican las fuerzas mecánicas que experimenta, transmitiéndolas a la corteza somatosensorial, lo que permite al usuario percibir sensaciones táctiles como si fueran generadas por su propia mano.
Uno de los autores del estudio, Robert Gaunt, destacó que cuando se restablecen sensaciones, aunque sean «limitadas e imperfectas, el rendimiento de la persona mejora de forma bastante significativa».
Aunque reconoció que aún queda «un largo camino por recorrer para que las sensaciones sean más realistas y para llevar esta tecnología a los hogares, «cuanto más nos acerquemos a recrear las entradas normales al cerebro, mejor nos irá.»
Este trabajo, según los investigadores, supone un avance respecto a un estudio anterior que describía, por primera vez, cómo la estimulación de regiones sensoriales del cerebro mediante diminutos impulsos eléctricos puede evocar sensaciones en distintas regiones de la mano de una persona, aunque haya perdido la sensibilidad en las extremidades debido a una lesión medular.
En un artículo adjunto, el profesor de neurociencia del Imperial College de Londres Aldo Faisal considera que estos resultados «abren múltiples vías de investigación, desde la posibilidad de promover la robótica y el desarrollo de pieles artificiales táctiles para uso clínico, hasta cuestiones transhumanistas sobre el aumento de las capacidades humanas mediante sensores no biológicos».