El vigésimo aniversario del terrorífico 11 de septiembre y la aparatosa retirada de Estados Unidos de Afganistán, negociada por Trump con los talibanes y cumplida por Biden, obliga a reflexionar sobre el costo y efectividad de la venganza. Más de 6,000 gringos y 250,000 afganos muertos costó, en vidas, la guerra afgana.
Los americanos gastaron, según cálculos conservadores, más de lo invertido en doce naciones europeas del Plan Marshall; entre 1948 y 1952, sólo cuatro años, fueron US$135,000 millones en dólares de 2021. Con una población de 40 millones, cuatro veces la dominicana, Afganistán tiene un PIB menor a US$20,000 millones, menos de una cuarta parte que nosotros. La producción de opio se multiplicó por diez desde 2001.
El apogeo romano duró más de medio milenio, mucho más de los 245 años desde la independencia estadounidense. Roma nunca impuso sus valores ni religión a los pueblos conquistados; sólo debían pagar impuestos y cumplir las leyes. Estas cifras espantosas y la historia dan qué pensar sobre nuestro principal socio comercial y aliado.