SANTO DOMINGO. La Encuesta de Cultura Democrática (ECD) del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo ha revelado que un 58% de los dominicanos no considera el tema racial a la hora de evaluar un candidato, pero un porcentaje importante si lo hace. Igual ocurre en el tema de género.
La mayoría de los dominicanos (58%) no considera que el color de piel de un candidato sea un criterio relevante para evaluar su capacidad política. Sin embargo, persisten inclinaciones hacia una preferencia racial: el 31.3% de los encuestados manifestaron una mayor confianza hacia un candidato de raza blanca, mientras que solo el 10.7% expresó lo mismo respecto a un candidato de raza negra.
El sesgo racial también presenta una variación significativa según la edad. Los jóvenes entre 18 y 24 años muestran una mayor tendencia a confiar por igual en candidatos de cualquier raza, con un 59.9% que sostiene esta postura. Sin embargo, este porcentaje desciende a medida que aumenta la edad, siendo los dominicanos de 45 a 54 años quienes muestran menor inclinación hacia actitudes igualitarias, con solo un 53.6% manifestando confianza en candidatos de diferentes razas por igual.
Un 53.7% de los dominicanos indicaron que confiarían más en un candidato masculino que en una mujer al momento de votar. Esta tendencia subraya la prevalencia de estereotipos de género que favorecen la percepción del liderazgo masculino como más confiable en el ámbito político. Solo un 15% de los encuestados expresó que el género del candidato no influiría en su decisión, mostrando una igualdad de confianza hacia ambos géneros.
El análisis de los datos muestra que la preferencia por un candidato masculino está moderadamente influenciada por la edad y el nivel de ingresos. Las personas mayores de 45 años muestran un mayor sesgo hacia los hombres, con un 60.9% de este grupo confiando más en un hombre para un cargo político, en comparación con el 48.5% entre los menores de 45 años.
Además, el nivel de ingresos también desempeña un papel en estas percepciones: casi dos tercios (63.6%) de aquellos en los quintiles de ingresos más bajos prefieren un candidato masculino, en comparación con el 48.3% en los quintiles superiores.