Redacción internacional.- Un equipo de científicos de la Universidad Estatal de Pensilvania, también conocida como Penn State, en Estados Unidos, han logrado crear piel viva usando una impresora 3D que puede curar heridas sin dejar cicatrices y hasta podría hacer crecer pelo.
Esta innovación se probó en ratones, donde se repararon daños importantes en su piel de manera efectiva. Dicho avance podría marcar un antes y un después en el mundo de la medicina, especialmente en áreas como la cirugía reconstructiva de cara y los tratamientos para recuperar el cabello en personas.
El tejido adiposo, comúnmente conocido como grasa corporal, juega un papel crucial en la innovadora técnica de imprimir en 3D capas de piel viva, de acuerdo con el equipo de investigadores.
Este grupo ha logrado utilizar células adiposas y estructuras de soporte de tejido humano, obtenidas de procedimientos clínicos, para curar heridas en ratas de manera precisa.
La impresión en 3D de piel por sí misma no es una novedad; sin embargo, los investigadores destacan por ser los primeros en imprimir un sistema completo de piel de múltiples capas, incluyendo la hipodermis, durante una cirugía.
Este método promete una reparación inmediata y perfecta de la piel dañada, sin dejar cicatrices, según indican los investigadores.
Anteriormente, el quipo había empleado dos tipos de biotintas para imprimir simultáneamente tejidos duros y blandos, con el fin de reparar daños en el cráneo y la piel de roedores.
Ahora, han avanzado un paso más al partir de tejido graso proveniente de pacientes quirúrgicos, del cual extrajeron la matriz extracelular – que brinda estructura y estabilidad al tejido – para crear un ingrediente clave de la biotinta.
El segundo componente de esta biotinta se basa en células madre extraídas del tejido adiposo, las cuales tienen la capacidad de transformarse en diferentes tipos de células bajo condiciones adecuadas.
Además, incluye un tercer elemento: una solución coagulante con fibrinógeno, que facilita la unión de los demás ingredientes en el sitio de la lesión. Estos componentes se colocan en compartimentos distintos de la bioimpresora, permitiendo a los investigadores bastante precisión en la ejecución de la nueva piel.
“Con esta técnica, imprimimos directamente sobre la lesión para formar la hipodermis, que no solo contribuye a la cicatrización de heridas y la formación de folículos pilosos, sino que también tiene un papel en la regulación de la temperatura, entre otras funciones”, indicó Ibrahim T. Ozbolat, investigador principal de este trabajo presentado en la revista Bioactive Materials.