Benjamín Franklin es recordado mucho por decir que “lo único seguro en la vida son la muerte y los impuestos”. En países del trópico quizás la única certeza es que no saldremos vivos de la vida. Recordé a don Benja por el estupor colectivo que entre gente pensante ha causado la revelación de la magnitud de las imputaciones en el caso Medusa.
Algunos habituales sospechosos andan por las ramas enchinchando equivocadamente. Tal vez poca gente repara en que, aparte de todos los ilícitos descritos, hay testigos o delatores que merecen que la DGII los audite. Algunos cínicos creen que la DGII es como las gallinas hambrientas, que cuando escarban siempre encuentran algo. Es realmente indignante ver y oír a políticos y comunicadores –quienes deberían tener sus cuentas claras— elucubrar, intrigar y hasta “denunciar”, sin tener ellos mismos ningún fundamento ni calidad moral para juzgar asuntos de gente honrada y honesta de trabajo reconocido.
Como en la fiesta de los monos, si nos encueramos todos, se sabrían más verdades. ¿Se llegará a eso?
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