Río de Janeiro.– Los incendios forestales en la Amazonía brasileña subieron un 52,3 % el mes pasado, desde 17.373 en agosto hasta 26.452 en septiembre, como consecuencia de la fuerte sequía que vive la mayor selva tropical del mundo, que amenaza con ser histórica, informaron este domingo fuentes oficiales.
El número de focos de calor medidos en septiembre por los satélites del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE) fue el mayor para un mes hasta ahora este año, así como en los últimos doce meses.
Según los datos divulgados por el organismo, los incendios tan solo en septiembre representan casi la mitad (45,6 %) de los registrados en los nueve primeros meses del año (57.941).
El incremento se produjo en momentos en que la Amazonía, la mayor reserva de agua dulce del mundo, registra una severa sequía que tiene el nivel de agua de sus ríos en mínimos, enormes áreas aisladas por dificultades en la navegabilidad y decenas de municipios en estado de alerta.
De acuerdo con el Centro de Monitoreo de Alertas y Desastres Naturales (Cemaden), un organismo vinculado al Ministerio de Ciencia y Tecnología, la actual sequía puede ser histórica y extenderse hasta enero debido a que los efectos del fenómeno de El Niño sobre el clima en la región este año serán más severos que en 2015 y 2016, cuando la región vivió su peor crisis.
Pese a que la temporada de sequía en la región comienza ahora, la caída del nivel de los ríos amazónicos a niveles mínimos ya perjudica la navegación, la pesca, la agricultura, el equilibrio ambiental y el abastecimiento de agua, alimentos y combustibles en numerosos municipios.
La grave situación en el mayor pulmón vegetal del mundo también se ha agravado por el calentamiento del Atlántico tropical y por las temperaturas récord de los últimos días en la región.
Pese a esa situación, el número de incendios en septiembre en la Amazonía fue en un 35,9 % inferior al registrado en el mismo mes de 2022 (41.282) ante los esfuerzos que realiza el Gobierno del progresista Luiz Inácio Lula da Silva para detener la devastación del bioma.
De la misma forma, el número de focos de calor cayó en un 33,6 % desde que Lula asumió su tercer mandato como jefe de Estado de Brasil, desde 87.304 en los primeros nueve meses de 2022 hasta 57.941 entre enero y septiembre de este año.
El 5 de septiembre, cuando se conmemoró el Día de la Amazonía, el líder progresista anunció nuevas medidas para garantizar la preservación del bioma, entre ellas la creación de dos nuevos territorios indígenas y de dos enormes reservas ambientales.
Según datos del INPE, sus medidas permitieron que la deforestación de la Amazonía se redujera en un 42 % en los siete primeros meses de 2023 frente al mismo período de 2022, cuando, durante la gestión del líder ultraderechista Jair Bolsonaro, la destrucción del bioma fue récord.
La devastación del bioma alcanzó cifras históricas durante el Gobierno de Bolsonaro (2019-2022) debido a que defendió la explotación económica de la selva, incluso en las reservas indígenas.