REDACCIÓN.- «No podemos repetir los errores de 2010», dijo este lunes a Efe Marleine Bastien, directora ejecutiva de Family Action Network Movement (FANM), una organización humanitaria de la comunidad haitiana en Miami que participa en el diseño de un plan de ayuda para los damnificados del reciente terremoto en Haití.
Bastien informó en una entrevista con Efe que está previsto celebrar este lunes una reunión de distintas organizaciones de esta comunidad en EE.UU., incluida FANM, para definir cómo ayudar en una situación «realmente horrible».
La directora ejecutiva instó a los participantes a «dejar de lado sus diferencias» por el bien de los haitianos y también a asegurar que la ayuda llegue realmente a quien la necesita.
A los casi 1.300 muertos conformados hasta ahora por el terremoto de magnitud 7,2 que sacudió el suroeste de Haití hay que sumar miles de heridos, en su mayoría por fracturas óseas y contusiones.
Hay «numerosas personas» todavía desaparecidas, así como más de 900 estructuras destruidas, desde viviendas a edificios públicos e iglesias, subrayó.
Bastien hizo hincapié en que la zona es la misma que sufrió el impacto del huracán Matthew en 2016 y, además, Haití «aún no está recuperado del terremoto de 2010».
A los desastres naturales se suman los «políticos», según Bastien, que recordó el reciente asesinato del presidente Jovenel Moïse y el alto nivel de inseguridad del país, lo que significa frecuentes «secuestros, asaltos y violaciones de mujeres y niñas».
Por todo esto, dijo la directiva de FAMN, es necesario diseñar bien el plan para que la ayuda que los haitianos de EE.UU. envíen a su país llegue a los que de verdad la necesitan y no ocurra como en el terremoto de 2010.
Bastien recordó que ese año millones de dólares donados a Haití no beneficiaron a los afectados por el terremoto.
En este momento lo que más se necesita es dinero, medicinas y equipos médicos, y subrayó que se les ha desaconsejado enviar comida y agua, algo con lo que coincidió Sandy Dorsainvil, administradora del Centro Cultural de la Pequeña Haití en Miami.
En un almacén de la organización de Trabajadores Unidos de Miami, un grupo de voluntarios esperaba hoy la llegada de donaciones de material médico y farmacéutico para empaquetarlo en cajas de cartón que se enviaran a Haití lo antes posible.
Dorsainvil dijo a Efe que la situación en Haití, aunque ha habido menos fatalidades que en el terremoto de hace 11 años, es más complicada que entonces y mencionó que entre los elementos nuevos el más preocupante es la pandemia de covid-19, seguido de la inestabilidad política y el accionar de bandas delictivas organizadas.
La directiva del Centro Cultural de la Pequeña Haití indicó que es «extremadamente difícil» por esas razones transportar cosas desde Puerto Príncipe a pequeñas localidades.
Según Dorsainvil, es mejor contar con dinero para poder hacer las compras de comida y otros insumos en Haití y así, además, «estimular de alguna manera la economía de un país que tanto lo necesita».
Sobre la respuesta de la comunidad a los llamamientos pidiendo ayuda para los haitianos afectados por el terremoto, dijo que están «exhaustos, extremadamente tristes y frustrados» porque «cuando no es una cosa es otra» en su país.
«Es una situación muy difícil, pero no podemos dejarnos vencer», subrayó.
En el sur de Florida se concentra el mayor número de inmigrantes haitianos en Estados Unidos, seguido de Nueva York.