Es penoso comprobar que cada vez que cualquiera se refiere a Leonel Fernández en alguna red social o medio de prensa, debe estar preparado para el alud de insultos y barbaridades que responde un pequeño puñado de troles y añépidos.
He dicho antes que las reacciones por X (debo aprender a dejar de llamarla Twitter) de sus seguidores revelan mucho sobre la calidad de cada político. La trulla de troles y manada de bots de la FUPU a veces da risa, pues repiten los mismos atropellos sin referirse para nada al tema debatido. Alegan que haber colaborado con algún gobierno anterior es una descalificación para opinar sobre la actuación presente de políticos profesionales obcecados con el poder.
El caso de Leonel es el más patético, pues mientras él se vende a sí mismo como un conceptuoso académico, muchos de sus activistas prefieren descender del Olimpo de las ideas al chiquero del excremento porcino. Esa gente nunca entenderá que quienes hemos apreciado al expresidente Fernández no deseamos verlo otra vez esgrimiendo lastimosamente algoritmos inexistentes para justificar lo que se ve venir…