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Invasión de 1965 fue programada antes: Cuando Trujillo era el Jefe en 1961

Enfoque

En materia de meses la administración (de Kennedy) se había amargado completamente con Bosch, considerándolo al menos como inefectivo y en el peor de los casos posiblemente como un "comunista encubierto".

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«Sólo la intervención de los Estados Unidos puede prevenir el regreso de Juan Bosch», decía un cable enviado el lunes 26 de abril por la mañana por el Encargado de Negocios William B. Connett, quien añadía que una demostración de fuerza norteamericana sería necesaria pero no al momento en que enviaba su comunicación a Washington.

Así, más o menos, comenzaba el día para la poderosa Embajada en el país, mientras ya a las 7:49 de la noche en el Gold Room del Pentágono los Jefes de Estado Mayor Conjunto instruían al CINCLANT (Comando del Atlántico) para que alertara dos teams de paracaidistas de combate y sus unidades de apoyo.

La invasión de la República Dominicana por fin se iba a realizar en unas decenas de horas más.

Un Plan de 1961

El titular del diario The New York Times de primera página correspondiente al 27 de abril de 1965 -y con relación a los sucesos dominicanos del 26 de abril-, anunciaba que la Marina de los Estados Unidos iba a evacuar los ciudadanos civiles americanos que residían en Santo Domingo, mientras en la página dos se informaba que el gobierno de Johnson había enviado una «fuerza de trabajo al área como precaución».

Ya el 3 de junio de 1961, tras los acontecimientos del 30 de mayo que acabaron con el tirano Rafael Leonidas Trujillo Molina, el gobierno norteamericano envió 40 de sus barcos a las costas caribeñas dominicanas para actuar en caso necesario, según lo reseñara The New York Times en su primera página, columna uno, del 3 de junio de 1961.

A finales de noviembre de 1961 y principios de diciembre del mismo año, también la flota norteamericana se parapetó frente a las costas dominicanas para intervenir en caso necesario.

El gobierno de John F. Kennedy estaba entonces obsesionado con la posibilidad de que antes o después de la muerte de Trujillo se desatara en la República Dominicana un proceso revolucionario que condujera a un triunfo «al estilo Castro» en Cuba.

El 20 de abril de 1961, al otro día del fracaso de la invasión de los «contras» cubanos apoyados por Kennedy cuando ingresaron a Cuba por la Bahía de Cochinos hasta Playa Girón, el Presidente de los Estados Unidos advirtió que no permitiría el establecimiento en esta región de otro gobierno como el que subió al poder en Cuba el primero de enero de 1959 y que luego pasó a ser socialista.

Aún cuando Kennedy apoyaba a los dominicanos que se involucraron en el complot contra Trujillo, el gobierno norteamericano temía que pudiese írsele la situación fuera de control en la República Dominicana, tal como lo revela el informe del Comité del Senado de los Estados Unidos que investigó la participación de ese país en el plan para derrocar a Trujillo.

Sin embargo, el Presidente demócrata John F. Kennedy estaba de acuerdo con el análisis de su antecesor, el Presidente republicano Dwight Eisenhower, en el sentido de que la tiranía trujillista podría provocar una resistencia que diera paso a un movimiento revolucionario similar al de Fidel Castro.

Por tanto, tal como lo revelan los documentos oficiales norteamericanos, Kennedy también comprometió al gobierno de su país en los planes para eliminar a un «anticomunista a ultranza» como Trujillo con el propósito de que el fanatismo de ultraderecha no facilitara los planes de los simpatizantes de Fidel Castro que podía haber en el país por aquella época.

5 de Mayo de 1961

Para asegurarse de que tras la eliminación de Trujillo no hubiese revolución en la República Dominicana, el 5 de mayo de 1961 se tomaban decisiones trascendentes en Washington.

Documentos que el autor analizó en la Biblioteca John F. Kennedy de Boston, ciudad natal del Ex-Presidente, revelan que el 5 de mayo de 1961 se reunió el Consejo Nacional de Seguridad para evaluar la situación de la República Dominicana, Haití y Cuba.

Asimismo, en la Biblioteca Kennedy de Boston hay un memorandum firmado por quien el 5 de mayo de 1961 era Jefe de Estado Mayor del Ejército y quien luego durante la intervención militar de 1965 fue el Jefe de Estado Mayor Conjunto de todas las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos de América: El General Earle G. Wheeler.

El General Wheeler firmó y le envió el memorandum número «DJSM-546-61» al Mayor General Chester Clifton junior, Ayudante militar del Presidente Kennedy, cuyo «suject» era: «Dominican Republic».

En el párrafo número 1, el que era en ese momento representante del Ejército en la Jefatura del Estado Mayor Conjunto del Pentágono decía textualmente lo que sigue:

«1. Should circumstances in the Dominican Republic require the use of US Forces, the required plans are in the hands of the units which will participate, and the forces are ready. Appropriate commanders of CINCLANT’s assigned forces have been alerted that there may be trouble in the Dominican Republic».

El párrafo número dos está borrado totalmente, «sanitized» en el lenguaje técnico de los Archivos Nacionales de los Estados Unidos, porque la información que contendría no debe estar disponible al público o al investigador, a menos que se inicie un proceso legal y finalmente pueda conseguirse si los jueces fallan favorablemente.

El párrafo tres comienza así:

«3. Current naval forces in the general area include 14 destroyers, one PHIBRON with a battalion landing team (minus one company) embarked, on CVS (Randolph), and one squadron of fighter aircraft».

Lo que dice el párrafo primero en inglés, quiere decir en español que: «1. Si las circunstancias de la República Dominicana requieren el uso de fuerzas de los Estados Unidos, los planes requeridos están en las manos de las unidades que participarán y las fuerzas están listas. Los comandantes apropiados de las fuerzas asignadas de CINCLANT (Comando del Atlántico) han sido alertados de que puede haber problemas en la República Dominicana».

Y el párrafo tres: «3. Las fuerzas navales presentes en el área general incluyen 14 destructores, un PHIBRON con un batallón (menos una compañía) embarcada en CVS (Randolph) y un escuadrón de aviones de combate».

Como vemos, el plan de invadir la República Dominicana ya existía desde antes de la muerte de Trujillo.

El General Wheeler, en su comunicación al Ayudante Militar del Presidente Kennedy también advirtió el 5 de mayo de 1961: «The forces can be augmented by other forces listed in the operations plan if required».

O sea: «Esas fuerzas pueden ser aumentadas por otras fuerzas listadas en el plan de operaciones si (son) requeridas».

Ramfis Trujillo

De alguna manera el hijo del dictador dominicano se enteró seguramente después de la muerte de su padre de que los Estados Unidos habían programado invadir en determinadas circunstancias el territorio dominicano.

Eso puede verse en un memorandum enviado el 11 de agosto de 1961 por Ramfis Trujillo al Departamento de Estado y que luego fue transmitido a Walt Rostow en la Casa Blanca.

Ramfis afirma en su memorandum lo siguiente: «Los Estados Unidos no podrían enviar tropas a la República Dominicana sin antes enfrentarse a las Fuerzas Armadas y las clases campesinas y laborales, que repudiarían una acción de esa magnitud y sería catastrófico asesinar tantos hombres en un acto que sería condenado por el mundo entero».

Al comentar las actividades de la oposición representada por la Unión Cívica Nacional y dejando ver las presiones que ejercía contra las autoridades el gobierno de los Estados Unidos, Ramfis también advertía que frente a esa situación las Fuerzas Armadas «podrían llegar a un entendimiento con cualquier partido izquierdista con el fin de sobrevivir».

Posteriormente, el 3 de octubre de 1961, el Ayudante de Kennedy, Richard N. Goodwin, en un memorandum al Presidente norteamericano le advertía de que el régimen dominicano, presidido por Joaquín Balaguer entonces pero con el control militar de Ramfis Trujillo, «se mueve en una dirección de izquierda».

En su mensaje a Kennedy, con motivo de un informe que le presentó John B. Martin de un reciente viaje a la República Dominicana, el Asistente Goodwin también destacó que con Ramfis «el peligro no es tanto comunismo como nasserismo o titoísmo», agregando que el héroe de Ramfis era Gamal Abdel Nasser.

(Nasser fue el líder militar egipcio que inspiró el nacionalismo de Omar Torrijos en Panamá y de Juan Velasco Alvarado en Perú).

«Nasser es el héroe de Ramfis», decía Goodwin en su comentario para Kennedy; «y en los días del pre-asesinato (se refiere a la muerte de Trujillo) a él se le notó su anti-americanismo y tendencias izquierdistas».

Trujillo Iba a Nacionalizar

Además del temor a una supuesta insurgencia pro-castrista que derrumbara a Trujillo, en el seno del gobierno norteamericano se divulgó el miedo a que Trujillo confiscara bienes norteamericanos.

El 15 de febrero de 1961, por ejemplo, el Secretario de Estado, Dean Rusk, comentaba en un memorandum al Presidente Kennedy que «Trujillo probablemente nacionalice todas las propiedades americanas (que en el mismo documento Rusk las estimaba en 150 millones de dólares y consistían del Central Romana, la United Fruit, la Alcoa y la Compañía Telefónica), si medidas económicas adicionales son tomadas contra él, incluyendo la reducción de su ventaja de la cuota azucarera».

A comienzos de enero, Estados Unidos y la OEA (Organización de Estados Americanos) le habían aplicado sanciones económicas a Trujillo, en adición al bloqueo diplomático que la OEA aprobó en agosto de 1960.

Richard Bissell, funcionario de la CIA o Agencia Central de Inteligencia, en un memorandum enviado el 17 de febrero de 1961 a McGeorge Bundy, Consejero de Seguridad Nacional del Presidente Kennedy, decía que «rumores están circulando en Ciudad Trujillo de que si ellos son deprivados de su ventaja (en la cuota azucarera) el gobierno de la República Dominicana planea expropiar propiedades americanas y terminar sus relaciones consulares con los Estados Unidos».

Trujillo era entonces un doble peligro: Por ultra-anticomunista dictador que podía promover una revolución y porque podía confiscar las propiedades que aún les quedaban a las empresas norteamericanas.

Los Planes de 1963 y la Acción de 1965

A comienzos de octubre de 1963, ya no estaba al mando un presidente que los Estados Unidos consideraban «muy blando» con los comunistas: Juan Bosch, quien difería de las posiciones extremistas que había mantenido Trujillo frente a los comunistas. Bosch era entonces un creyente en los métodos democráticos y representativos.

El 25 de septiembre un golpe ordenado por la misión militar de los Estados Unidos se lo llevó, justamente un mes después que

Kennedy diera luz verde a quienes luego, el primero de noviembre y 22 días antes de la muerte violenta del propio Kennedy, degollaron a Ngo Dinh Diem en Vietnam del Sur.

A comienzos de octubre también era derrocado el Presidente de Honduras Ramón Villeda Morales. En abril se había producido el golpe de Guatemala, que según se publicó dos años después fue aprobado en el Consejo Nacional de Seguridad de los Estados Unidos.

Frente a los acontecimientos que se pudieran producir, pues ya un Coronel llamado Rafael Tomás Fernández Domínguez que fue Ayudante personal de Ramfis Trujillo en 1961 había comenzado a organizar en 1963 a los militares dominicanos constitucionalistas, el Presidente Kennedy le ordenó a su Secretario de Defensa, Robert McNamara, que hiciera un plan para actuar con las tropas norteamericanas en Santo Domingo y cualquier otro punto de la región del Caribe.

Esto no era un Invento

Quien lo dice con la autoridad histórica que le corresponde es el propio Presidente Lyndon B. Johnson en la página 197 de su libro de memorias, «The Vantage Point».

«En octubre de 1963 el Presidente Kennedy había estado profundamente preocupado acerca de los posibles desarrollos en el Caribe y Centroamérica. El le había enviado un memorandum al Secretario de Defensa notando que los acontecimientos en la REPUBLICA DOMINICANA y otros países en el área podían ‘requerir una activa intervención militar de los Estados Unidos’. Kennedy no estaba seguro de que nosotros estuviéramos adecuadamente preparados para esto. El (Kennedy) preguntaba, por ejemplo, cuántas tropas nosotros podíamos desembarcar en la REPUBLICA DOMINICANA en doce horas, en veinticuatro horas, treinta y seis horas o cuarenta y ocho horas».

48 Horas Antes

Precisamente, unas 48 horas antes del inicio de la ocupación militar norteamericana de 1965 el Encargado de Negocios William B. Connett advertía que «sólo la intervención de los Estados Unidos puede prevenir el regreso de Bosch».

En palabras de Johnson, esa intervención (página 197 de sus memorias), debe agradecérsele a lo que él llama «la previsión del Presidente Kennedy, quien había dejado listo el terreno de trabajo para responder con preparación».

Y a principios de octubre de 1963 le encargó a McNamara, que acababa de regresar con el General Maxwell Taylor del conflictivo Vietnam, un estudio militar de invasión que estuvo listo el 12 de octubre.

Bloquear a Bosch

Había que bloquear el retorno de Juan Bosch al poder. ¿Por qué?

El Presidente dominicano era independiente en sus decisiones, no era manejable.

Aún cuando públicamente se suspendió tras el golpe, la relación diplomática con el gobierno dominicano, ya para la fecha de su muerte (22 de noviembre de 1963), el Presidente Kennedy estaba decidido a reconocer el gobierno del Triunvirato que parió la acción del 25 de septiembre de 1963.

Esa revelación la hace John B. Martin en una entrevista oral que se encuentra transcrita en la Biblioteca Lyndon B. Johnson de Austin, Texas.

Bosch no estaba en los planes de apoyo norteamericano. Por lo contrario. Un estudio que la Brookings Institution hizo en el año 1978 bajo el título de «Force Without War» revela en la página 303 que el gobierno de Kennedy «devino rápidamente desencantado con el nacionalismo de Bosch; con su determinación de comprometerse en

substanciales reformas sociales… y por su rechazo a golpear y desbaratar los grupos radicales. En materia de meses la administración (de Kennedy) se había amargado completamente con Bosch, considerándolo al menos como inefectivo y en el peor de los casos posiblemente como un «comunista encubierto».

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