El viaje de Al Abadi, el segundo en menos de un año a Irán desde que encabeza el Gobierno iraquí y en el que se reunió con las máximas autoridades de la República Islámica, buscó «impulsar la eliminación de todos los impedimentos para expandir las relaciones bilaterales y la cooperación» entre ambos países, dijo el primer ministro en una rueda de prensa al término de su estancia.
«Irán e Irak deben formar un frente unido para combatir el terrorismo. Y ambos pueden completar las relaciones del otro a nivel regional e internacional, reforzando mutuamente su papel en la región y en el mundo», apuntó Al Abadi.
El vicepresidente primero iraní, Eshaq Jahangiri, insistió en esa tesis y pidió una «campaña conjunta» de ambos países contra el EI en Irak y Siria como la mejor forma para derrotar esta amenaza.
«La República Islámica busca una expansión total de sus lazos e interacciones con Irak, dados los puntos comunes históricos y culturales entre los dos países», afirmó.
El pasado mes de mayo, el ministro iraní de Defensa, Huseín Dehgan, viajó a Bagdad para analizar con el Gobierno iraquí la cooperación de seguridad entre ambos países en el contexto de una ofensiva del EI en Ramadi y en la movilización de las milicias chiíes para recuperar la ciudad.
Después de que entre 1980 y 1988 Irán e Irak libraran una guerra, ambos países se han convertido en los mayores aliados en Oriente Medio tras la caída del dictador iraquí Sadam Husein, al ser los únicos Estados de mayoría chií en un hostil entorno suní.
Así, Irán envió a su Guardia Revolucionaria a combatir al EI a petición del Gobierno iraquí desde que el grupo comenzó a cobrar fuerza hace aproximadamente un año, un apoyo político y militar al que también se ha ido sumando una creciente cooperación comercial y económica.
