LONDRES.- La reina Isabel II está «devastada» tras la muerte este fin de semana de Fergus, uno de los dos perros que se unieron a la familia real para acompañar a la monarca mientras su esposo, el duque de Edimburgo, pasaba en el hospital sus últimos días, informan este miércoles los medios británicos.
Los cachorros de dorgi, un cruce entre las razas dachshund y corgi, fueron un regalo para animar a la reina en sus semanas más difíciles vividas recientemente, que acabaron con la muerte del príncipe Felipe a los 99 años, señala el tabloide «The Sun».
Durante este duro período, Isabel II se entretenía paseando por los jardines del castillo de Windsor a Muick y Fergus, que llevaba el nombre del tío de la reina fallecido en la Primera Guerra Mundial, Fergus Bowes-Lyon.
La muerte de este cachorro, de cinco semanas de vida, se suma a la tristeza que acarrea la reina desde la muerte de su esposo, un duelo que afronta con la compañía de Muick y otro dorgi, Candy, la última descendiente en vida de la corgi Susan, que la monarca recibió como regalo cuando cumplió los dieciocho años.
La historia de Isabel II con esta raza de perros pequeños comenzó cuando era adolescente y quedó prendada de Dookie, un corgi que perteneció a su padre, Jorge IV.
La reina quiso uno para ella, por lo que le regalaron a Susan, que fue tan querida por la monarca que la acompañó en su luna de miel.
A lo largo de sus 69 años de reinado, Isabel II ha tenido más de 30 corgis, la mayoría de ellos emparentados con Susan, que le han hecho compañía en sus tareas en el trono, incluido el sketch de James Bond que grabó para la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Londres, en 2012, en el que apareció con tres de sus perros.
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