Convertir la salud en negocio y relegar ese derecho fundamental, ha sido una de las grandes perversiones impuesta por el capitalismo, agravada en su fase imperialista y en esta etapa de su descomposición y decadencia.
Eso se presta a muchas atrocidades.
Los promotores del negocio de la salud no sienten vergüenza cuando sin rubor fueron capaces de pronunciarse de esta manera en momentos en que la COVID 19 iniciaba su devastador despliegue:
El impacto económico debido a la pandemia, ya permea en distintas industrias. Pero no en todos los sectores de la misma forma, algunos incluso se verán beneficiados; el más evidente, el sector salud (Abril 13, 2020 // Andrés Ávila, Gerente de Technologies Mercado de Verticales en Zebra /IT SITIO).
¡Y de qué manera! Al cabo de un año de tantas penurias y sufrimientos para una gran parte de la población de Nuestra América y el Planeta, son mucho más ricos.
Oremos entonces para que la “bola de cristal” de Bill Gates y los mega-capitalistas que están detrás de las industrias informáticas y las corporaciones del sector salud, con sus simulacros y vaticinios del 2015 sobre una pandemia que mataría 30 millones de seres humanos, sea una broma pesada y no el producto de su vocación maltusiana y su enorme capacidad manipuladora para remodelar y reestructurar el sistema imperialista occidental en decadencia.
Sobre eso no es fácil todavía llegar a conclusiones incontrovertibles, aunque si hay hechos preocupantes e indicadores tenebrosos: está cada vez más claro el enriquecimiento veloz y brutal de esos y otros carteles capitalistas, tan claro como la hábil manipulación sistémica de la COVID 19 para prolongarla, mantener en jaque a la humanidad y ampliar sus negocios y sus ganancias.
La manera perversa de tratar la pandemia y de producir y comercializar pruebas y vacunas –dos de las grandes fuentes de súper-ganancias de esos pulpos del negocio de la salud- han ido develando paso a paso esa realidad soterrada.
· JABIL HEALTHCARE INC.
No voy a hablarles de “Technologies Mercado de Verticales en Zebra” que tempranamente confesó sus intenciones, ni de lo que han hecho la ASTRAZENECA, PFIZER, MODERNAS, JOHNSON y demás farma-corporaciones con sus vacunas y su modo de especular y engañar; lo que contrasta con lo que está haciendo Rusia, China Y Cuba, y muestra sin lugar a dudas la inhumana voracidad del decadente capitalismo imperialista occidental.
Quiero concentrarme ahora en Jabil Healthcare Inc., porque la tengo muy cerca y en complicidad con un Presidente entregado al gran capital y asesorado por una empresa colombiana de la post-verdad (De Vencoeschea y Asociados), que lo hizo optar por manejar el Estado como una agencia postmoderna del coloniaje estadounidense y una empresa publicitaria de sus grandes negocios privados. Algo que de seguro se repite en otras latitudes del planeta donde también está radicada esa transnacional.
“Jabil Inc. es una empres estadounidense de servicios de fabricación en todo el mundo. Con sede en el área de Gateway de St. Petersburg, Florida. Es una de las empresas más grandes del área de Tampa Bay. Jabil tiene 100 plantas en 30 países y 260.000 empleados en todo el mundo.” (Wikipedia, traducción del Inglés)
Amparada por disposiciones especiales de la Administración Trump, muy favorables al traslado de sus redes asiáticas a EEUU y a Nuestra América, JABIL se estableció en la República Dominicana en la Zona Franca Industrial de los Bajos de Haina en septiembre del 2018 (Jabil Healthcare, Dominican Republic),.
Al frente de ese proyecto – entonces inaugurado no con tanta fanfarria como ahora- fue colocado Steves Borges, Vicepresidente Ejecutivo de la división Jabil Regulated Industries, dedicándola a producir y exportar desde aquí una gran variedad de productos médicos, incluidos recientemente pruebas anti-Covid PCR rápidas.
Este nuevo renglón en su cadena productiva sirvió de motivo para volver a inaugurar la referida empresa nueva vez con mucha bulla y gran promoción mediática; ahora con la aparatosa bendición del Presidente Luis Abinader acompañado de sus Ministros de Industria y Comercio y Trabajo y de su Director de Aduana y Puertos, quienes al compás de la exaltación de su persona y de la propia JABIL, han seguido su ejemplo en la indelicada y pertinaz misión de promover, desde la cúpula estatal, al gran capital transnacional y sus jugosos negocios privados, montados sobre la “oportunidad” de crecer que le brinda pandemia y su estela de muerte.
Zona Franca Industrial equivale a exportación de mano de obra barata y sobrexplotación de trabajadores/as dominicanos/as.
Implica, además, la exportación libre de impuesto de casi todo lo producido para beneficio exclusivo de la JABIL.
· UN JEFE DE ESTADO PROMOVIENDO MARCAS TRASNACIONALES.
El Presidente y su séquito presentan la empresa y sus 500 empleos como algo nuevo, como parte de su magia gubernamental traducida en publicidad gratuita, cuando realmente todo eso existía desde el 2018, menos el área de producción de vacunas PCR. Ya lo han hecho con otras corporaciones.
A esa marca el propio Presidente Abinader -enarbolando en mano su envase y elogiando la empresa- le hizo propaganda desde el podio de la ceremonia inaugural, seguido del eco de su subalternos que no tardaron de hacer lo mismo en las cadenas mediáticas del país y del exterior.
La compensación es que JABIL DOMINICAN REPUBLIC le facilitará al país (no se sabe cuántas, ni si serán donadas o vendidas) una pequeña porción sustraídas a sus exportaciones.
Detalles de esa transacción no se han dado, pero sin posibilidad de perder podría apostarse “peso a moriqueta” que la compensación al Gobierno será mil veces inferior al valor de su emplazamiento en esta isla y al precio en publicidad gratuita que ya le ha aportado a JABIL un Jefe de Estado reducido a Relacionista Público de esa y otras corporaciones, por recomendación de su asesor de imagen, Mauricio De Vengoechea, experto en fabricar candidatos a base trucos engañosos y crear presidentes virtuales.
Mientras… es una verdad como las pirámides de Egipto que el Gobierno dominicano redujo la gratuidad de la PCR a una prueba anual por persona, ampliándose el mercado a las empresas que producen las pruebas, y confiesa además una deuda de unos 60 millones de dólares con las voraces Administradoras de Riesgos de Salud privadas (ARS), por concepto de atraso en el pagos pendientes que garantiza la gratuidad de todas las pruebas necesarias e incurrió en la barbaridad de pagarle a esa empresas parasitarias 4,500 pesos por cada prueba PCR, un precio muy superior (3,200 pesos) al que cobran los laboratorios de análisis privados por cada aplicación.
En tiempo de COVID y en este tipo de gestión gubernamental vuelve a proliferar la corrupción legalizada junto a la ilegal, con la diferencia de que su tinte fuerte es sobre todo empresarial; lo que no bebe extrañar en un Estado dirigido por grandes empresarios y tecnócratas a su servicio. Algo que de seguro tiene muchas expresiones parecidas a escala continental y mundial, allí donde reina también la lumpen-burguesía internacional.
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