Hipólito Mejía y su equipo de asesores encabezados por Enmanuelle Esquea Guerrero, están sumamente desesperados al constatar que la situación electoral ha cambiado de manera radical y que su candidatura ha estado perdiendo apoyo mientras la de Danilo Medina aumenta cada vez más y más, hasta el punto que el candidato del PLD hoy está por encima de Hipólito en casi todas las encuestas.
En ese proceso de desesperación extrema han decidido tomar a la Junta Central Electoral como un campo de batalla que le permita justificar la aplastante derrota que sufrirán en los comicios del mayo del año próximo. Pero en ese caminar riesgoso han llegado al extremo de querer tomarle el pelo a la opinión pública haciendo la absurda, ridícula y risible propuesta de que renuncien los miembros de la actual JCE y que quienes ocupen sus puestos sean los anteriores miembros, pues según ellos eso procede porque no se ha escogido todavía a los miembros del Tribunal Superior Electoral. Y han escogido como vocero al doctor Esquea Guerrero, quien presidió la convención donde Hipólito le ganó cerradamente a Miguel Vargas.
Lo que se les olvida a los partidarios de Mejía es que el pasado 13 de marzo el mismo Esquea visitó al doctor Roberto Rosario para entregarle los documentos de la convención del PRD, justo en el momento en que Miguel Vargas aducía que le habían hecho un fraude. En esa ocasión la JCE y Roberto eran verdaderos paladines de la libertad y de la democracia y nadie de la gente de Hipólito lo cuestionó cuando dijo que “felicitaba al PRD por su convención”. Es más, Esquea Guerrero llegó a afirmar frente a los periodistas que agradecía el apoyo de la JCE a la convención de ese partido y “aseguró que el PRD confiaba plenamente en que la JCE encaminará satisfactoriamente el próximo torneo electoral”. Es decir, que para Hipólito y sus flamantes asesores, esta JCE era muy buena y honesta cuando le legitimó su triunfo ante Miguel, pero ahora son ilegales.
Y para hacer más absurda y ridícula su posición actual, Hipólito afirma que tomó esa decisión de incluso mandar un acto de intimación a los miembros de la JCE, sin haber consultado a Miguel Vargas, el presidente del PRD. En su momento de desesperación a Mejía se le olvida que quien representa al PRD ante la JCE es la estructura partidaria y que no se puede hacer nada valido legalmente si no tiene la firma de Miguel Vargas. Y Miguel ha dicho muy claro que esta junta es válida y que la solución a cualquier situación debe ser en base a consenso. Hipólito, Esquea y los demás que han avalado este absurdo, nuevamente se equivocan, alejan e irrespetan al sector de Miguel Vargas provocando mucho más alejamiento de este y de su grupo, hacen el ridículo ante la opinión pública y pierden cada vez más apoyo.
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