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Batalla Electoral 2024

Jehová de los ejércitos

Me asombra cómo varios políticos presuntamente agnósticos o ateos en días recientes invocan a Dios, como conjurando poderes mágicos. La Iglesia dominicana protege algunos laicos notorios por asuntos no religiosos ni espirituales.

José Báez Guerrero

Me asombra cómo varios políticos presuntamente agnósticos o ateos en días recientes invocan a Dios, como conjurando poderes mágicos. La Iglesia dominicana protege algunos laicos notorios por asuntos no religiosos ni espirituales. Algunos creídos que creen solo en la materia, despachan a las iglesias y la espiritualidad como rémoras del paleolítico. Otros no saben o dudan si existe Dios. Muchos no pueden dejar de creer… (Porsiaca, oro pidiendo más fe).

Cuando vino Cristo, en Palestina ya llevaban siglos pensando sobre asuntos morales y éticos, tan vinculados a las religiones como a la política o cuestiones jurídicas. Quinientos años antes Atenas tuvo su siglo de oro. En lugar de despreciar como cosa anticuada a la fe, por verla como de hace más de tres milenios, deberíamos discernir con ojos actuales aquellos dulces misterios insondables que escapan a la ciencia, la técnica o las humanidades. Platón, en su peor pifia, propuso legislar sobre poesía.

Quizás si más políticos hablaran con Dios en vez de mencionarlo tanto estaríamos mucho mejor. ¡Falta que hace!

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