Que Jeremías fuera o no un infiltrado babilónico, es asunto difícil de sustentar aunque miles de años no hayan sido suficientes para levantar el velo de las sospechas que despertó en el mundo hebreo por varias razones: 1-No cultivó un discurso anti babilónico 2-Recibió un tratamiento muy considerado de parte de Nabucodonosor 3-Sus profecías culpabilizaban a Jerusalén y su clase dirigente porque la destrucción de Israel que había anticipado era producto de la ira de Yahvé por los pecados de los israelitas.
Incluso cuando Nabucodonosor tenía sitiada a Judá, el rey Sedequías quería saber lo que pensaba el Dios de los judíos y mandó unos emisarios para que Jeremías procurara la opinión divina, y los resultados de la consulta fueron catastróficos:
“Entonces Jeremías les dijo: “Así le dirán a Sedequías: ‘Así dice el Señor, Dios de Israel: “Yo haré volver atrás las armas de guerra que ustedes tienen en sus manos, con las cuales pelean contra el rey de Babilonia y contra los Caldeos que los sitian fuera de los muros, y las reuniré en medio de la ciudad. Yo mismo pelearé contra ustedes con mano extendida y brazo poderoso, aun con ira, furor y gran enojo. Heriré a los habitantes de esta ciudad, y hombres y animales morirán por una gran pestilencia, de la espada y del hambre, los entregaré en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, en manos de sus enemigos y en manos de los que buscan sus vidas; y él los herirá a filo de espada. No los perdonará ni les tendrá piedad ni compasión”, Jeremías 21, 2-6
Los hechos fueron idénticos a la profecía, el pobre rey Sedequías, presenció la muerte de todos sus hijos antes de que a el les sacaran los ojos, Nabucodonosor lo había puesto en el trono después de deponer al rey Joaquín, pero se le rebeló, y por eso la represalia tan atroz.
Como las palabras de Jeremías no eran agradables para los oídos de los reyes de Israel, había padecido sus represalias, precisamente la invasión de Nabucodonosor los encuentra preso y lo premia con la libertad, mientras todo el judío que conociera de algún oficio, le correspondía persecución y exilio.
En su primera incursión el rey de Babilonia no destruyó el templo de Israel, sino que solo se limitó a saquearlo pero la ira por la traición de que entendía objeto cambió su proceder inicial, pero Jeremías entonces empezó a cumplir un papel que sería clave para que el judaísmo pasara de ser una práctica religiosa que se ejercía exclusivamente en el templo destruido, a profesarse donde quiera que hubiera cuórum para hacerlo, porque en sus consolaciones les hacía saber que Yahvé podría ser alabado desde la nación en la que se encontrasen
Se le atribuye la autoría texto bíblico Lamentaciones, pero hay consenso en que no son ni de un solo autor, y que entre ellos puede haber sacerdotes con dominio de la escritura poéticas que no era el fuerte de Jeremías, que en el orden alfabético hebreo va narrando la ruina de la ciudad después de la destrucción del primer templo:
“Alef: ¡Cómo está sentada sola la Ciudad antes populosa! La gente entre las naciones se ha vuelto como viuda, La señora de provincias es hecha tributaria
“Bet: Amargamente llora en la noche, y sus lágrimas están en sus mejillas; no tiene quien la consuele de todos sus amadores; todos sus amigos les faltaron, se les volvieron enemigos…