NUEVA YORK.- La primera dama de Estados Unidos, Jill Biden, protagoniza la portada del número de agosto de la revista Vogue con una entrevista en la que habla de su matrimonio con el presidente Joe Biden, su llegada a la Casa Blanca y sus valores como educadora.
Con el título «Una primera dama para todos: en la carretera con la Dra. Jill Biden», el periodista Jonathan Van Meter muestra a la esposa del presidente estadounidense como una persona sencilla que pide que la llamen por su nombre de pila en entornos formales y contraria al artificio.
Jill Biden, de 69 años, ha hecho historia al mantener su empleo de profesora y compaginarlo con su papel en la Casa Blanca, decisión sobre la que muchos le dijeron durante la campaña que «no sería capaz» y ella contestó: «¿Por qué no? Hay que hacer que las cosas ocurran, ¿no?».
La primera dama destaca que ahora tiene una «plataforma más grande» que cuando su marido fue vicepresidente y eso no le hace querer «abandonar» labores, sino al contrario: «Me apetece añadir más cosas pero sé que no es posible, porque quieres estar centrada, hacerlo bien. Y hay mucho que hacer».
El mandatario aparece también en la pieza, en la que asegura que nunca «deseó» ser presidente y que fue ella quien le animó a presentarse como candidato basándose en un pesar compartido respecto a la era del expresidente Donald Trump y «el estado del país», señala.
«Jill me dijo, ‘Tienes que presentarte. Porque hay mucho en juego’. Así que esta fue la primera vez que me presenté… sin pensar en ninguno de los accesorios, ya sabes, podría tener el Air Force One, podría tener… Creo que parte de eso se me quitó siendo vicepresidente», explicó.
El presidente expresa también orgullo por su mujer y revela que sabía «exactamente lo que ella haría si fuera primera dama» y que, en efecto, llegó «sabiendo que podía cambiar las cosas», poniendo como ejemplo su primera intervención frente a una gran audiencia.
«Dije, ‘esa es mi chica’. Muy orgulloso. Simplemente lo hizo y se volvió mejor y mejor. Y empezó a decir: ‘Joe, tienes que poner un poco más de emoción en lo que haces», comentó.
Sobre el éxito electoral de su marido, Jill Biden opinó que fue una reacción a la «ansiedad» social: «Querían a alguien que viniera y curara a esta nación, no solo de la pandemia, algo que creo que ha respetado Joe llevando las vacunas a todos los brazos. También… es un presidente más calmado. Baja la temperatura».
A la hora de hacer funcionar su matrimonio, los dos admitieron que lleva trabajo y que no pueden hacer escapadas como cuando vivían en el estado de Delaware pero aún así sacan tiempo para estar juntos, aunque él declaró que la «echa de menos».
«Es verdad, porque los dos estamos muy ocupados (…). Es una parte del día que configuramos aparte y aún encendemos velas, tenemos conversaciones, dejamos lejos los teléfonos», comentó la educadora.
El carácter de la primera dama parece reflejarse en la nueva Casa Blanca: «Es como mi casa de playa, donde sientes que puedes entrar y tu bañador está lleno de arena pero está bien sentarse en la silla. Quiero que la gente se sienta así, que estén cómodos, como si fuera su casa. No como: ‘oh, no puedo tocar esto», dijo.
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