En las últimas horas he tenido la sensación de algo que nunca esperé que me cubriera. Miedo…
Miedo a la patria, miedo a la gente, miedo a los que programan y promueven lo que sea con tal de ganarse lo suyo.
Las populares expresiones de: “no hay na’ pa’ mi” y “dame lo mío”, cada día tienen más vigencia en nuestros medios. Me consideraba una persona inmune a este mal: El miedo…
Me cuesta trabajo creer que pueda ser real lo que leo y escucho a diario. Una ciudad ingobernable donde la bestia se ha adueñado de los 30 Caballeros. Ya no solo diariamente hay crímenes y delitos de los cuales todos saben su origen, sino también cuales personas “dignas, intachables e impolutas” son promovidas habiendo sido previamente condenadas y encarceladas en la ciudad de hierro, por el delito de tráfico y lavado de dólares, más hoy lo premian con candidaturas.
Un año no ha sido suficiente para que puedan entender que el mal del lavado y la droga debe servir de ejemplo a todos: La prensa, la radio, la televisión y las diferentes esferas del poder se buscan lo suyo. Para mí ha sido más que imposible aceptar el hecho de que, a través del tiempo, la mayoría de los medios de comunicación se hayan convertido en una suerte de cartel; y cual muro de Berlín se hayan levantado para vetar a los que estamos de este lado, los que solo contamos con el talento y la esperanza…
Tengo miedo porque ¿sí, todo esto está pasando a la altura de marzo de 2015 que será en marzo 2016? Podríamos prever que las cámaras serán enfocadas hacia muchos que han sido condenados a más tiempo y cómo estos, pero con mucho más dinero, serán los paradigmas de nuestros futuros legisladores… nos hemos quedado contaminados no tenemos tiempo para reflexionar.
Caen altares de moral, se levantan muros de vergüenza, caen torres de honor, se levantan castillos de… ¿cal y harina?
Tengo miedo sobre todo porque, a estas alturas y con este ideal, me parece que me quedé solo…
“Siento que me jodieron las reglas del juego, para hacer Coca.