SANTO DOMINGO.- “El Caballo Mayor” Johnny Ventura fue una de las primeras figuras del espectáculo en dar a conocer que había contraído el coronavirus y que lo rebasó de forma exitosa. Contó que tuvo temor de contagiar a sus familiares y le afectó mantenerse alejado de éstos por un tiempo.
Para el ícono del merengue mantener cierta distancia con sus nietos y no poder besar a s esposa con la que lleva más de 50 años de matrimonio fue un “shock”.
Scarlet Hernández: ¿Qué fue lo primero que le paso por la mete cuando le informaron que se había contagiado?
Johnny Ventura: Aceptar la voluntad de Dios, no sentía aprensión por lo que pudiera pasar. Pero siempre te pasa por la mente que dejo que no dejo.
Me mantuve en calma, una preocupación que tenia era que había pasado con mi familia, ¿a quién había contagiado en el camino? Me preocupaba saber que mi esposa, que compartía conmigo la habitación, pudiera estar contagiada porque ella es asmática. Después supe que se habían hecho las pruebas y habían dado negativo y eso me dio mucha tranquilidad.
EH: Lo que vive una persona que está ingresada en un centro de salud por COVID-19 ¿Cuál fue su experiencia con el personal de salud?
JV: El personal de asistencia tanto los médicos, como enfermeros se comportaron muy bien, siempre había uno de ellos dándome ánimo, uno de ellos me pregunto podemos orar y yo le dije que si, ese personal que me estuvo pendiente de mi durante seis días y eso me dio mucho ánimo. Otra cosa que me mantuvo tranquilo, es que no tuve problemas respiratorios, no pasé por ese trauma tan difícil de verme cerca de la muerte.
EH: Volver a tener contacto con la familia, tras haber sido dado de alta ¿Cómo fue ese proceso?
JV: Fue un shock llegar a la casa porque mucha alegría de ellos y de mí, de que estoy llegando, que es la primera esperanza que se tiene, pero ellos habían sido instruidos para mantener lejanía, eso nunca había pasado en mi casa. Siempre se está alrededor de mí, los niños se sientan en mis piernas. Toda esa lejanía me traumatizó porque yo creí que iba de fiesta. Eso me mantuvo varios días que tuve que hacer un ejercicio para comprenderlo y saber que al mismo tiempo los estábamos cuidándolos a todos, me daba tranquilidad. Pero mi esposa y yo que llevamos 50 años de casados, siempre nos saludamos y despedimos con un beso, estábamos durmiendo en habitaciones separadas, eso no había ocurrido en mas de 50 años. Estaba viviendo en un mundo de confusión.
Lo más importante es lo que queda después de esto. Hay que reflexionar, saber que el mundo va a cambiar después de esto, hay profesiones que van a desaparecer hay tipos de negocios que no van a subsistir, hay que prepararse para el desempleo que se va a crear. Yo recomiendo que la gente entienda que cambios grandes van a venir y hay que estar preparados. La resiliencia la uso mucho en estos días, que no es más que aprovechar las circunstancias adversas y convertirlas en potencialidades.
EH: ¿Algo cambio en usted después del COVID-19? ¿qué haría diferente?
JV: Me preocupa que en sociedades como las nuestras las personas mayores parece que hay gente que piensa que hay que salir de ellas y eso me preocupa, gente que ya lo dio todo por los demás y eso me llevó a pensar en hacer algunos conciertos virtuales con el apoyo de algunas empresas para llevarle alimentos a algunos asilos de ancianos, vamos a comenzar por San Francisco de Asís. He estado trabajando con mi hijo Jandy que aspira a diputado para trabajar en una ley que modifique necesariamente el tema de los geriátricos, muchos bancos y empresas financieras piden no hacer negocios con envejecientes y eso es como desahuciarlos. Hay personas mayores que no consiguen empleo, aunque tengan la necesidad y puedan hacerlo, todo eso hay que revisarlo.