MIAMI.- Un joven floridano de 25 años acusado de haber matado a puñaladas y golpes a un matrimonio al que no conocía y de haber querido comer la cara del esposo tras el ataque se enfrenta desde este lunes a un juicio oral del que puede salir condenado a prisión de por vida o enviado a un hospital psiquiátrico.
Austin Harrouf, de 25 años, alegó locura al declararse no culpable de las muertes de John y Michelle Stevens, que estaban en el garaje de su casa en Tequesta (Florida) cuando en agosto de 2016 irrumpió y los atacó sin motivo aparente.
La acusación indica que, además de apuñalar y golpear a la pareja hasta que murieron, Harrouf atacó a un vecino, Jeff Fisher, que se presentó en el lugar al oír los gritos de las víctimas.
Fisher sobrevivió a las heridas.
Antes del feroz ataque, Harrouff cenó con su familia en un restaurante de Júpiter (este de Florida), pero en un momento se levantó y se fue a casa de su madre, donde ella lo encontró y lo llevo de nuevo a la cena familiar, aunque discutió con su padre y abandonó otra vez el lugar, según quedó registrado en vídeos de seguridad.
Cuando la policía fue a casa de los Stevens alertada por los vecinos, Harrouf, entonces de 19 años y estudiante de la Universidad Estatal de Florida, estaba medio desnudo y mordiendo la cara de John Stevens.
Según los informes policiales, la policía solo pudo apartarlo del cuerpo de Stevens usando una pistola eléctrica, un perro adiestrado y la fuerza de tres agentes.
Harrouf dijo a los agentes que un demonio lo perseguía y estaba tratando de huir.
Seis años después de este caso que conmocionó a la opinión pública de Florida se iniciará este lunes en el condado Martin (este de Florida) un juicio sin jurado, por lo que la decisión corresponderá exclusivamente al juez.
En la primera fase de la investigación tras los asesinatos, la policía manejó la tesis de que Harrouf había consumido una droga sintética conocida como «flakka», pero no se halló en su sangre rastro alguno de esa sustancia.
Los médicos que testificaron antes de la fase oral del juicio en favor del joven dijeron que estaba en medio de un episodio psicótico «agudo» y se creía «mitad hombre, mitad perro» cuando atacó al matrimonio.