LIMA.- Keiko Fujimori, hija del expresidente peruano Alberto Fujimori (1990-2000), pidió este jueves compasión a los jueces y médicos que devolvieron a su padre a prisión para que siga cumpliendo una condena de 25 años de cárcel por delitos de lesa humanidad.
Keiko, quien permanece en prisión preventiva por un presunto delito de lavado de dinero en la financiación de sus campañas de las dos últimas elecciones presidenciales, manifestó sentir un «profundo dolor» al conocer que su padre volverá a estar privado de libertad.
«Recibir la noticia en la soledad de una celda que mi padre ha regresado a prisión, me genera un profundo dolor porque hoy más que nunca sé lo que uno siente minuto a minuto en la cárcel», expresó Keiko en redes sociales por intermedio de sus allegados.
«Me duele saber que a pesar de que mi padre es un enfermo con un alto riesgo de muerte por sus problemas al corazón, lo estén enviando a morir, ya que su corazón es una bomba de tiempo que puede estallar en cualquier momento», advirtió.
La líder del partido fujimorista Fuerza Popular recordó que su padre lleva más de doce años preso y deseó «que la humanidad pueda imponerse finalmente al odio y la confrontación».
Alberto Fujimori se encuentra desde este miércoles por la noche nuevamente en la celda donde ya estuvo encarcelado entre 2007 y 2017, hasta que recibió un indulto del expresidente Pedro Pablo Kuczynski, y que posteriormente fue anulado por la Justicia peruana al considerar que hubo irregularidades en el proceso.
Entre esas irregularidades está la presunción de que se trató de un acuerdo político para dar la libertad de Fujimori a cambio de que un grupo de congresistas fujimoristas liderados por Kenji Fujimori, hijo menor del expresidente, salvaran a Kuczynski de no ser destituido por el Congreso como pretendía su hermana Keiko.
Desde el día en el que su indulto fue anulado, Fujimori fue internado en una clínica de Lima donde permaneció por más de cien días en cuidados intermedios hasta que una junta médica determinó que su estado es estable y apto para regresar a prisión, donde tiene una enfermera a su disposición a tiempo completo.
Durante los últimos años que estuvo en prisión, Fujimori era periódicamente trasladado a clínicas de Lima para tratarse diferentes males crónicos propios de su avanzada edad, como hipertensión arterial, una hernia lumbar, gastritis y fibrilación auricular paroxística y unas lesiones en la lengua, conocidas como leucoplasia, de las que fue operado hasta en seis ocasiones.
A Fujimori, de 80 años, le quedan por cumplir en prisión más de 14 años de pena, por lo que la terminaría de purgar 2033 con 95 años.
En 2009 fue condenado a 25 años de prisión como autor mediato (con dominio del hecho) de las matanzas de Barrios (1991) y La Cantuta (1992), donde fueron asesinadas 25 personas a cargo del grupo militar encubierto Colina, además de por los secuestros de un periodista y un empresario después del «autogolpe» de 1992.