Nairobi.- El presidente de Kenia, William Ruto, viajará a China para pedir a Pekín un nuevo préstamo de 1,000 millones de dólares (unos 950 millones de euros) destinado a finalizar proyectos estancados de carreteras, anunció hoy el vicepresidente del país africano, Rigathi Gachagua.
Asimismo, el jefe de Estado keniano buscará una extensión del periodo de pago de los préstamos existentes con el gigante asiático, que ascendían el pasado mes de marzo a unos 6,300 millones de dólares.
«En esas negociaciones, el presidente pedirá al Gobierno chino que revise los términos del servicio de crédito para los préstamos existentes y que nos conceda un aumento para poder completar proyectos de carreteras estancados», dijo Gachagua este viernes durante una entrevista con una emisora de radio local.
«Si conseguimos 1,000 millones de dólares podemos darles a estas personas (los contratistas encargados de las obras detenidas) el dinero que se les debe para que, mientras pagamos la deuda, las carreteras se completen», añadió.
El vicepresidente recalcó que su país quiere ser un «buen deudor que cumple con sus obligaciones», pero pidió a sus acreedores «indulgencia» y «paciencia».
Además, negó las acusaciones de que su Gobierno se haya endeudado mucho, al argumentar que el problema es que la mayoría de esos préstamos son en dólares estadounidenses, lo que ha hecho que «con un chelín (keniano) débil, las tasas de interés se hayan disparado».
«Saldremos de esta trampa de la deuda con elegancia. No estaremos en la lista negra como muchos países africanos…Liquidaremos todas estas deudas y empezaremos a aligerar el coste de la vida para nuestro pueblo», concluyó el dirigente.
Después del Banco Mundial, China es el segundo acreedor extranjero de Kenia, donde el anterior presidente, Uhuru Kenyatta (2013-2022), recurrió repetidamente a préstamos de Pekín para financiar grandes infraestructuras.
Tanto es así, que el país se enfrenta ahora a una enorme deuda, equivalente al 67 % del producto interior bruto (PIB) nacional, algo que motivó la aprobación el pasado junio de una nueva ley que, entre otras medidas, supuso la subida de los impuestos sobre el combustible hasta el 16 %, lo que ha generado una tensión y descontento social creciente entre la población.
China también es un gran socio comercial de África y, según datos de la Universidad Johns Hopkins (Baltimore, EEUU), entre 2000 y 2019 entidades del país asiático firmaron más de 1,100 compromisos de préstamo valorados en unos 153,000 millones de dólares con gobiernos africanos o compañías de titularidad pública del continente.
Los detractores del expansionismo chino en África acusan a Pekín de aplicar la «deuda-trampa», el supuesto uso estratégico de la deuda para hacer a los países africanos cautivos de los deseos y demandas chinos.