Klingbeil y Bas, elegidos nuevos líderes del Partido Socialdemócrata de Alemania

Klingbeil obtuvo un bajo 64,9% de aprobación como líder del SPD, mientras que Bas recibió un 95% de respaldo, prometiendo trabajar por la desigualdad y la solidaridad en un partido necesitado de renovación.

Berlín.– Berlín.- Los delegados del congreso federal del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) ratificaron este viernes a Lars Klingbeil y Bärbel Bas, propuestos por la dirección, como los nuevos líderes de la formación, aunque el primero, objeto de críticas por cómo gestionó el proceso de renovación tras el desastroso resultado de las últimas elecciones generales, obtuvo solo una baja cuota de aprobación.

Klingbeil, que ya era desde 2021 colíder del SPD y actualmente ejerce de vicecanciller y ministro de Finanzas en el Gobierno del conservador Friedrich Merz, obtuvo 402 votos a favor, 166 en contra y 51 abstenciones, lo que representa una cuota del 64,9 %.

"Es un resultado difícil para mí", dijo tras conocerse las cifras.

"Sé que mis decisiones de los últimos meses no han gustado a todos en el partido. Pero fue correcto buscar la renovación para recuperar la fortaleza. También sé que mi posición firme al lado de Ucrania, que rompe con la vieja política del SPD, no gusta a todos, pero seguiré por este camino", aseguró.

Bas, ministra de Trabajo, y que sustituirá en la cúpula del partido a la colíder saliente, Saskia Esken, recibió con 589 votos a favor, 16 en contra y 15 abstenciones un apoyo del 95 % e intensas ovaciones.

Resultados catastróficos Con el congreso pretende consumarse la renovación de la cúpula tras los resultados de las elecciones del pasado 23 de febrero, que el propio Klingbeil en su discurso calificó de "catastróficos", puesto que el SPD obtuvo apenas un 16,4 % y fue adelantado por la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).

Los nuevos líderes apelaron antes de ser elegidos a la autocrítica, de cara a un congreso de tres días en el que de acuerdo con Klingbeil, hace falta buscar "brújula, orientación y dirección" para sentar las bases de un nuevo programa político.

El vicencanciller admitió que los hechos que han llevado a la debacle no son recientes, sino que probablemente ésta se ha incubado durante años, y que el partido ha reaccionado demasiado tarde a la crisis económica, además de reconocer fallos personales.

No obstante, prometió que se había decidido a luchar "para que el partido vuelva a ser fuerte" y apeló a los valores fundamentales del SPD como la redistribución de la riqueza y la existencia de una sociedad cohesionada con infraestructuras suficientes para los ciudadanos y que no los discrimine en función de su origen.

Bas, por su parte, criticó que en su partido hubiera escaseado la "solidaridad", algo que debe cambiar pues de lo contrario no es posible luchar por una "sociedad solidaria".

La ministra de Trabajo también abogó por la protección del empleo y del Estado social garante de la igualdad de oportunidades y de la emancipación y abordó problemas como la "basura sexista" a la que siguen enfrentándose las mujeres, en un discurso expresivo que fue bien recibido por los delegados.

Algunas de las críticas más acerbas por la debacle electoral vinieron de las juventudes socialistas, que instaron a "no seguir como si nada hubiera pasado" y lamentaron que la cúpula se aferre al poder -un dardo en dirección a Klingbeil- e impida un verdadero cambio.

Rearme y seguridad En la primera jornada del congreso, la cuestión del rearme y la seguridad tuvo también un papel central, después de que este mes un grupo de un centenar de políticos del SPD lanzase un manifiesto en contra de lo que consideran una política de confrontación con Rusia.

Uno de los firmantes más conspicuos, el diputado Ralf Stegner, tomó la palabra para lamentar que se haya dejado el tema de la "política de paz" en manos de la ultraderecha y pidió cuestionar si las sumas destinadas al rearme o la hipotética reintroducción de un servicio militar parcialmente obligatorio son las "vías correctas".

Tanto gasto en armamento supone recortes en otros ámbitos, dijo Stegner, que recordó que en tiempos de la Guerra Fría se lograron firmar acuerdos de control de armamento con una Unión Soviética que también era el enemigo.

El ministro de Defensa, Boris Pistorius, le dio la réplica afirmando que el presidente ruso, Vladímir Putin, es un "imperialista" que "no quiere negociar" y que refugiarse en la nostalgia solo lleva a perder tiempo a la hora de protegerse.