El Evangelio de Lucas describe la transferencia del cuerpo resucitado de Jesús de la tierra al cielo en Hechos 1:9-11.
«Y después que había dicho estas cosas, Él fue levantado mientras estaban viéndolo, y le recibió una nube que le oculto de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿Por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.¨
La ubicación de la ascensión fue al este de Jerusalén, cerca de Betania. Cuarenta días después de Su resurrección física, Jesús «fue alzado» y desapareció en una nube.
Dios resucitó a Cristo de entre los muertos «y le hizo sentarse a su diestra en los lugares celestiales» (Efesios 1:20). Se sienta «a la diestra de la Majestad en las alturas» (Hebreos 1:3).
La ascensión ha hecho posible para Cristo entrar en Su celestial «glorificación» y sentarse a la diestra del Padre hasta que ponga a sus enemigos por estrado de sus pies (Salmo 110:1).
Las pruebas para la glorificación de Cristo y su superioridad a través del Antiguo Testamento es su ascensión (Hechos 2:33-36). Cuando llegó al cielo, Él recibió «el nombre que es sobre todo nombre» (Filipenses 2:9-11). Jesús es superior a los ángeles, autoridades, principados, poderes y dominios, porque Él es el Señor que ascendió (Hebreos 1:13, 1 Tim. 3:16; 1 Pe. 3:22).
El mensaje importante para todo creyente es que a pesar de que Jesús está ausente físicamente de la tierra, Él todavía está presente espiritualmente en su iglesia. Él puede estar en cualquier lugar y en todas partes con sus seguidores todo el tiempo.
Jesús le dijo a sus discípulos que el Espíritu Santo no podía venir hasta que Él muriera, resucitara de entre los muertos y ascendiera al cielo (Juan 16:7). «Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.¨
Sin la ascensión de Jesús sería en un solo lugar en la tierra, pero no espiritualmente presente en todas partes. Porque Jesús ascendió al cielo, Él está «donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mateo 18:20). En Su ascensión Él dijo, «Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» (Mateo 28:20). Porque Jesús está en el cielo, Él está en todas partes todo el tiempo a través de Su Espíritu.
La ascensión de Jesús demuestra que realmente resucito de entre los muertos. ¿Dónde está el cuerpo de Jesús? Él está en el lado derecho de su Padre sentado en poder y autoridad (Efesios 1:20, Heb. 1:30). Él está vivo.
La ascensión nos da una firme garantía de que el sacrificio expiatorio de Jesucristo fue aceptado por Dios el Padre como la perfecta expiación por los pecadores. Jesús está en la presencia del Padre y ningún otro sacrificio por el pecado necesita hacerse otra vez (Hebreos 4:14, 6:20, 9:24). Jesús se sacrificó por el pecado una vez para siempre, por lo que no tiene que repetirse (Hebreos 1:3, 9:12, 10:12, 12:2). Él está sentado en el trono. Su trabajo expiatorio está terminado.
La ascensión de Jesús nos da la garantía de que todo está ya completo y un día nosotros también reinaremos con Él en su reino. Jesús regresó al cielo «a preparar un lugar para nosotros» (Juan 14:2). La ascensión garantiza la promesa, «Yo vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis» (v. 3). Un día todo creyente en Cristo subirá con Él (2 Cor. 5:1-10; 2 Tes. 4:13-18, 1 Cor. 15:50-58).
La ascensión de Jesús hace posible para nosotros ir con valentía a la presencia de Dios en la oración (Hebreos 4:14-16). Tenemos un abogado con el Padre (1 Juan 2:1-2), que ha experimentado todo lo que experimentamos en esta vida. Él comprende y está siempre dispuesto a ayudar en nuestro momento de necesidad (Hebreos 2:17; 5:7-10).
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