La autoridad está compelida a garantizar la seguridad en cada manifestación y no solo de los que protestan; el orden y la convivencia no pueden ser destrozados por los que buscan crear una “tormenta perfecta” para sacar rédito político, el bienestar de la patria no es su verdadero interés.
La prudencia siempre debe imponerse ante la provocación y el falso nacionalismo de grupos que buscan agitar y despertar el odio; no confundamos el racismo con el patriotismo; tampoco podemos permitir que el miedo al chantaje y al fango mediático, nos lleven a blanquear a los ultraderechistas, negacionistas y hoy trumpistas.
Muchos hoy buscan aprovechar el momento para ganar proyección pública, en una supuesta defensa de la soberanía (que no está en peligro) y lo que logran con acciones y expresiones es hablar peor de la dominicanidad.