Washington.- La Casa Blanca pidió este martes a las compañías petroleras estadounidenses perforar y extraer más crudo para frenar la escalada de precios de la energía desatada por la invasión rusa de Ucrania y el reciente veto de Washington al petróleo ruso.
Durante un vuelo hacia Texas, la secretaria de Prensa del Gobierno, Jen Psaki, aseguró que hay más de 9.000 permisos de extracción de petróleo en terrenos federales que no han sido utilizados por la industria.
«No es cierto que no haya oportunidades para perforar y buscar petróleo», señaló Psaki, quien señaló que «depende de las compañías petroleras» reinvertir sus beneficios para extraer más crudo para que así bajen los precios de la gasolina.
La portavoz aseguró que el año pasado, el primero de la Administración del presidente, Joe Biden, Estados Unidos produjo más petróleo y gas que durante el primer año de Gobierno de Donald Trump (2017-2021), y auguró que este año será el de mayor «producción» nunca registrada.
Biden anunció este martes la prohibición de importaciones de petróleo, gas natural y carbón de Rusia, como castigo a la invasión de Ucrania, aunque reconoció que la medida va a suponer un coste para sus propios ciudadanos por el aumento del precio del combustible.
La Casa Blanca admitió que la guerra en Ucrania ha ocasionado un incremento de 0,75 dólares de la gasolina por galón (3,78 litros) para los estadounidenses, por lo que mantiene contactos con países productores para aumentar el suministro, como Arabia Saudí o Venezuela, países con los que Washington ha tenido relaciones tensas.
Psaki matizó este martes que el viaje de una delegación estadounidense a Caracas el fin de semana sirvió para abordar una «variedad de temas», entre ellos la situación de estadounidenses encarcelados en ese país, y no solo sobre energía.
Sobre el plan de la Unión Europea (UE) para reducir dos tercios su dependencia del gas y el petróleo de Rusia antes de fin de año, Psaki dijo que «no hay duda» de que los países europeos «deben diversificar» sus fuentes de energía y que Washington trabaja con ellos para asegurar su «suministro».
Las importaciones de EE.UU. del petróleo procedente de Rusia suponen cerca del 8 % del total, mientras que en el caso europeo es del 27 %, según datos oficiales.
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