Un cordial saludo a todos mis querido lectores.
Hoy le voy a hacer un cuento. Esta fue una vieja muy mala que murió. La no había realizado en su vida ni una acción buena y la echaron en el lago del fuego.
¿Qué buena acción podría recordar para decírselo a Dios? Entonces recordó algo y se lo manifestó:
Una vez arrancó de su huertecillo una cebolla y se la dio a un pobre.
Y Dios le respondió complacido: “Toma tu cebolla y échala del fuego de forma que puedan agarrarse de ella. Si puedes lograr sacarla del fuego, irá al purgatorio y luego al paraíso, pero si la cebolla se rompe tendrás quedarse donde esta”.
El ángel donde estaba corrió a donde estaba la mujer y le largo la cebolla:
“Toma, mujer, agárrate fuerte, vamos a ver si te puedo sacar.”
Y comenzó a tirar con cuidado. Cuando ya casi le había sacado del todo, los demás pecadores que estaban en el lago del fuego se dieron cuenta y empezaron todos agarrarse de ella para salir de allí. Paro la mujer era mala muy mala, les daba patadas diciendo:
“Me van a sacar a no a vosotros: es mi cebolla, no la vuestra”.
Pero apenas había pronunciado estas palabras, la cebolla se rompió en dos y la mujer volvió a caer en el lago del fuego. Allí arde hasta el día de hoy.
“El ángel echó a llorar y se fue” “No estamos destinado a salvarnos solos”
Recuerda esto: “Estamos destinados a salvarnos en racimos”