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La columna de Miguel Guerrero

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El presidente Fernández ha propuesto a la comunidad internacional la adopción de normas regulatorias que frenen la especulación financiera en los mercados del petróleo y los alimentos. Según el mandatario, esa práctica alienta el alza de precios amenazando seriamente la estabilidad de los países en desarrollo, como la República Dominicana.

Pudiera ser, sin embargo, que su preocupación, planteada en un discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas, marche por caminos diferentes a las de muchos otros gobernantes de América Latina. Por ejemplo, en su edición del sábado 1 del presente mes, el diario español El País informó de la incertidumbre existente en naciones como Argentina, Uruguay, Chile, Perú y Brasil  como resultado de la caída internacional de los precios de muchos de sus productos de exportación, entre los cuales se mencionan la soja y minerales como el oro y la plata, destacando que las exportaciones de esas materias primas se han convertido en partes importantes del comercio exterior de la región, con cuyos ingresos se cuentan “para continuar sus políticas de desarrollo”.

El diario madrileño sostiene que si bien los países de América latina han sido los que “mejor han aguantado la primera oleada de la crisis económica-financiera global”, pudiera ser que el descenso de precios en los mercados de materias primas afecte el crecimiento de sus economías. Y resalta asimismo el hecho de que hayan sido los altos precios de esas materias primas y los alimentos los causantes de ese desempeño. En cambio señala que “una caída pronunciada (de esos mercados) podría comprometer, o al menos desacelerar, ese notable crecimiento”.  Estamos obviamente ante un tema muy controversial, de enorme interés para toda América Latina, que podría dominar las conferencias cumbres que periódicamente se dan en esta parte de nuestro hemisferio.

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