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La columna de Miguel Guerrero

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La propuesta de regulación de los mercados financieros hecha por el Presidente ante la asamblea de Naciones Unidas, no generó, como se esperaba, ninguna acción del organismo internacional. Al comentar una columna mía sobre el tema, un profesional dominicano de la Universidad de Georgia, EUA, me dice en un correo que desde el punto de vista económico y financiero, la afirmación del Presidente sobre el efecto pernicioso de los futuros en los precios de los commodities“ no tiene sentido. Es todo lo contrario, pues, el valor de un contrato de futuro viene dado por el precio spot del activo subyacente (o bien en cuestión) más el tipo de interés a plazo del mercado”.

Al citar un ejemplo del poco efecto de esos contratos en el precio de los comodities, resalta que si bien existen compromisos futuros sobre las tasas de interés internacionales, éstas no fluctúan significativamente a través del tiempo.  El economista residente en Atlanta, menciona que otro ejemplo es el citado en mi artículo: antes los futuros subían el precio de los commodities y ahora los bajan”.

En su opinión, la cruzada del Presidente en contra de los mercados financieros de futuros “no es más que otro intento de echar la culpa a los mercados de sus malas políticas públicas, sumado a su poca comprensión de las leyes de oferta y demanda”. Y concluye diciendo que como estrategia política para sus objetivos personales es muy interesante, pues se basa en la búsqueda de un enemigo en común para centrar apoyo internacional a su alrededor”. Cualquiera sea la interpretación del caso, lo cierto es que más allá del esfuerzo de promoción nacional e internacional, la propuesta presidencial no causó ningún efecto por impracticable y falta de originalidad. El presidente debería centrarse en asuntos más útiles como la educación, la salud y la seguridad ciudadana y olvidarse por un rato de él mismo.

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