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La columna de Miguel Guerrero

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Miguel Guerrero.

SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La oposición de la esposa del presidente  de la república, y potencial candidata a la vicepresidencia,  Margarita Cedeño de Fernández, al reclamo del 4% del PIB a la educación, aumenta la incertidumbre sobre un futuro gobierno del PLD con respecto al tema. El candidato, Danilo Medina, ha suscrito  un pacto público en virtud del cual se compromete, en el caso de alcanzar la presidencia, a acoger la demanda nacional y cumplir con la ley que dispone que ese porcentaje del producto interno se reserve en el presupuesto nacional para el sector educación, si bien es preciso señalar que nunca se ha pronunciado con amplitud y claridad sobre ese reclamo.

Las dudas en lo que al candidato del oficialismo se refiere tienen que ver con las contradicciones existentes en el ámbito gubernamental respecto a cómo encarar el problema de la mala calidad del sistema educativo, uno de los más deficientes del mundo. El gobierno y el PLD han asumido la demanda del 4% como un acto de oposición política y esa actitud no les permite ver que no sólo se trata de una necesidad impostergable, sino del acatamiento de una ley, cuyo incumplimiento sitúa a las autoridades al margen de la legalidad.

La ceguera oficial sobre el tema de la educación, plantea una interrogante: ¿Qué posibilidades tendrá realmente el país en un gobierno Medina-Cedeño si en un tema fundamental como el de la educación los separan criterios tan opuestos e irreconciliables como los que han quedado al descubierto?

La doctora Cedeño entiende, por ejemplo, que no debería “exigirse” más dinero porque el gobierno de su esposo ha invertido más que ningún otro en el sector. Y el presidente insiste en su teoría, que ella evidentemente comparte, de que no estanos ante un problema de recursos. Es dudoso que el señor Medina pueda honrar su compromiso frente a una oposición de una vicepresidencia tan poderosa como la que tendría.

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