Miguel Guerrero.
Si hacer una encuesta debe ser endemoniadamente difícil, más debe serlo todavía entenderla, especialmente cuando coinciden más de una y los números no concuerdan.
Por ejemplo, la Gallup dice que sólo el 7.9% ve la corrupción como un problema, contra un 19% de la Greenberg. La delincuencia, para la Gallup, preocupa al 46.1%, mientras que para la Greenberg el número asciende al 51%. El 59.7% de los dominicanos se queja del alto costo de la vida, pero sólo el 26% en la de Greenberg.
El narcotráfico y las drogas son graves problemas sólo para el 13.4 de los encuestados de Gallup, pero un 23% para los de Greenberg. La educación, que ha movilizado al país en una gigantesca cruzada cívica a favor de mayores recursos para el sector, apenas es un tema para el 14.4% de la población en la primera y un 23% en la segunda.
El desempleo que para Gallup figura con un 48.7%, sólo es preocupación para el 38% de los entrevistados de Greenberg. Y los apagones, que no cesan, es un fastidio para el 39.1% de los encuestados de Gallup, pero un ínfimo 12% para los de Greenberg.
Más interesante parece que el 60% de la población apruebe el trabajo del presidente de la República, pero el 55% crea al mismo tiempo que el país va en la dirección incorrecta, según Greenberg, cuya encuesta nos dice también que un 49% piensa que su situación ha desmejorado.
Otra fascinante revelación también nos ofrece Gallup, con un 66.5% quejándose de lo mal que anda la economía y un 55.3% lamentándose de su situación, con casi un 50% de esa misma gente favoreciendo con su intención de voto al partido en el poder, conclusión a la que arriba también la otra firma encuestadora.
Sin entrar en el campo de la especulación, resulta condenadamente difícil asimilar que resultados tan disímiles arrojaran encuestas hechas casi en un mismo espacio de tiempo en un universo electoral tan relativamente reducido como el nuestro.
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@GuerreroMiguele