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La columna de Miguel Guerrero: el futuro de la ciudad

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Miguel Guerrero.

El proyecto de remodelación del área de Sansouci, a cargo de un grupo privado, representa una excelente oportunidad para la ciudad de Santo Domingo, víctima desde hace años de la falta de planificación y el crecimiento desordenado.

Su construcción, planeada en veinte años para todo el proyecto, de materializarse convertiría a la capital dominicana en un destino turístico de primera categoría, recuperando por medio de un diseño modernista y protector del medio ambiente el sitial de la que es acreedora por su enorme legado histórico y cultural.

Esa es la clase de iniciativa emprendedora que debemos respaldar por cuanto implicaría un cambio radical del panorama de la ciudad, para hacerla más amigable y digna de vivir en ella. Además, aumentaría el valor de todo el entorno alrededor suyo, creando infinidad de actividades económicas y dando ocupación a miles de personas de todos los niveles de entrenamiento profesional.

La modernización del área de Sansouci conlleva igualmente la recuperación del río Ozama, un tesoro en nuestro inventario de recursos naturales, y la conversión del viejo puerto en un paraíso de cruceros.

También merece mencionarse como una gran noticia para la ciudad, los proyectos dirigidos a reorganizar el caótico tránsito urbano, que implica un oneroso costo para los residentes en una capital que ha crecido en los últimos años de forma desproporcionada y sin la debida planificación, para preservar las áreas verdes y proteger el medio ambiente.

Santo Domingo, hemos dicho, es una ciudad poco amigable, especialmente por el desorden en el tránsito, sus estrechas vías y la falta de estacionamientos.

La zona colonial, un verdadero tesoro arquitectónico, se encuentra muy descuidada y la inseguridad que existe en el área impide realmente que la gente viva allí y haga de ella la más atractiva zona de la ciudad.

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