La columna de Miguel Guerrero: La hipertrofia estatal

Miguel Guerrero.

La esencia del problema dominicano radica en el intento de resolver los graves problemas económicos y sociales en base a asignarle al Estado la función de propulsor del desarrollo como un ente activo y no como un regulador y garante de la actividad económica.

El resultado ha sido el crecimiento desbordado del aparato estatal a costa de la iniciativa privada. Tenemos así un Estado demasiado grande y un gobierno devorador de la riqueza nacional en contraste con país pequeño y una frágil economía, sin recursos suficientes para financiar el creciente gasto que ese inmenso e improductivo aparato estatal conlleva.

Ante esa realidad, el endeudamiento sin límites se ha impuesto a la racionalidad económica, comprometiendo seriamente la estabilidad futura de la nación.

En la universidad se enseña que el manejo del presupuesto de un país se rige por el método con que una familia distribuye sus ingresos. Que toda pareja sensata ajusta sus gastos al dinero que mensualmente le ingresa y sólo después de sufragar los gastos ordinarios (alquiler, pago de escolaridad, luz, teléfono, alimentos, vestidos y combustibles, etc.) planea con el sobrante.

Los gobiernos violan esta regla elemental de la economía y los ciudadanos pagamos las consecuencias, en términos de inflación, escasez, mala calidad de los servicios públicos y, por supuesto, más pobreza.

La práctica actual ha sido gastar sin límites y a la autoridad monetaria que resuelva. Se planifica más allá de lo que la realidad permite y hay que buscar entonces cómo llenar ese hueco.

La actividad privada carga finalmente con el oneroso fardo que eso crea, pagando más impuestos y sufriendo más restricciones de acceso al crédito bancario, una fuente natural que el voraz apetito gubernamental reduce prácticamente al límite. No esperemos cambios de fondo en esas políticas a despecho de quién gane las elecciones.

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@GuerreroMiguele