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La columna de Miguel Guerrero: Un año de incertidumbre

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Miguel Guerrero.

El año a punto de iniciarse nos traerá enormes desafíos, muchos de ellos difíciles de encarar. A las inquietudes propias de todo proceso electoral se añadirán la incertidumbre derivada de un mercado petrolero en constante aumento y los conflictos naturales de una economía en extremo dependiente de factores externos sobre los cuales la nación carece en lo absoluto de influencia.

Las rivalidades políticas crispan hoy el ambiente electoral y alejan la posibilidad de un descenso en el tono de la campaña, cada día más centrada en las referencias y los ataques personales.

Los temas centrales no se tratan con el ánimo de encontrar soluciones a mediano o largo plazos, sino en un plano de controversia y confrontación. Agréguese a todo esto, los desacuerdos  que afectan a la Junta Central Electoral relacionados con asuntos básicos del proceso con vista a los comicios presidenciales del 20 de mayo.

La exposición pública de esas diferencias ha llegado a plantear dudas acerca de la capacidad del organismo para arbitrar un proceso cargado de muchas incógnitas y lleno de quejas de la oposición sobre el uso indebido del poder en beneficio de la candidatura oficialista.

Nos enfrentamos pues a un proceso electoral vacío y cargado de temores con relación a la economía y caracterizado por una campaña sustentada en la dureza verbal al más alto nivel, capaz de fomentar choques a un nivel más bajo. Todo proyectado hacia un horizonte al través del cual la estabilidad económica de la nación pudiera ser sacudida por  eventuales contingencias o alteraciones bruscas de políticas  en nuestra fuente proveedora de un petróleo financiado, pero terriblemente caro.

Un año que parirá un gobierno formado por partidos y dirigentes sin respuestas a las grandes inquietudes de una nación hastiada de falsas promesas y pobres liderazgos.

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