Una crítica demoledora al sistema de partidos vigente en el país es la que plantea el escritor y político Angel Lockward en su reciente ensayo La Cuestión Electoral Dominicana: Legislación, Jurisprudencia y sus debilidades, concluyendo en que la nación requiere de una completa renovación institucional como fórmula insoslayable para adecuarse a los cambios que vive el mundo.
De acuerdo con Lockward, tras la muerte de los líderes Joaquín Balaguer, Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez, el sistema político está en crisis con el agravante de que “la nueva élite” no ha dado pasos hacia la institucionalidad de los partidos, sin que la generación de relevo exhiba el carisma o el “aura” de sus antecesores.
El intelectual puertoplateño pone como ejemplo de la decadencia que afecta al sistema de partido dominicano y con ella “la cuestión electoral” el hecho de que los dos partidos que define como de más historia, el Revolucionario Dominicano (PRD), nacido en 1939 y el Reformista Social Cristiano (PRSC), en 1964, apenas sobrepasaron el 5 por ciento de los votos en las pasadas elecciones del 2016, “a través de candidaturas de otras organizaciones, y ambas lo consideran un éxito porque mantuvieron el financiamiento público”.
Pero también enfila sus cañones contra el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), al que califica como emergente, fundado en 1973, del que afirma que no se ha renovado desde su fundación y de que “dista mucho de ser democrático y eso afecta todo el sistema político”, mientras que el Partido Revolucionario Moderno (PRM), “que cobija a la jefatura de la oposición, es joven y todavía carece de estructura económica, social y física”.
Pese a todo lo gris que pueda observarse en la tesis de Lockward, es seguro que los pesimistas podrían tomarlo como pretexto para darse por vencidos, mientras estimule a los optimistas a ver la oportunidad de crear el partido del momento presente.