Diario de Nutrición
(Dra. Erika Pérez Lara)
“La pobre adherencia y sostenibilidad permanecen como principales barreras para la implementación exitosa de una pauta dietética”
Al revisar los estudios científicos publicados sobre este tema, encontraremos un común denominador en cada introducción: el problema de la obesidad. La obesidad es una enfermedad, que ha crecido de forma alarmante en las últimas décadas, arrastrando consigo múltiples enfermedades como la hipertensión arterial, diabetes, enfermedad coronaria y otros trastornos.
Ante este problema, han resurgido una serie de tendencias dirigidas a lograr la pérdida de peso, destacándose la dieta cetogénica entre las más populares.
¿Qué es una dieta cetogénica?
La dieta cetogénica o “keto” (por ketogenic diet en inglés), es un patrón dietético alto en grasas (55-60%), moderado en proteínas (30-35%) y bajo en hidratos de carbono (5-10%).
¿Por qué cetogénica?
Los hidratos de carbono (carbohydrates en inglés), representan la principal fuente de energía para la mayoría de nuestras funciones, cuando se suprimen de nuestra alimentación, nuestras células utilizan los depósitos de grasa como alternativa, generando los llamados “cuerpos cetónicos” y a este proceso se le llama cetosis.
Desde hace más de 50 años se utiliza esta dieta para el tratamiento de la epilepsia en niños y convulsiones refractarias, sugiriéndose algunos beneficios en pacientes con trastornos neurológicos como demencia, Alhzeimer, Parkinson y otros. Hasta la fecha, sólo contamos con evidencia científica sobre sus beneficios en la epilepsia. (Masood, 2018).
Entendiendo que una alimentación alta en hidratos de carbono (ej. panes, pastas) se ha vinculado con alteraciones en perfiles metabólicos, muchas estrategias se han desarrollado. En los años setenta, el Dr. Robert Atkins, cardiólogo, propuso una dieta baja en carbohidratos, alta en proteínas con la intención de conseguir una rápida pérdida de peso, olvidando los efectos colaterales desde el punto de vista cardiovascular.
¿Se considera saludable una dieta cetogénica?
Al igual que otros patrones dietéticos muy bajos en hidratos de carbono, confieren una mayor pérdida de peso al compararse con dietas tradicionales como la mediterránea. ¿Cuál es el problema? El beneficio en la pérdida de peso desaparece en el tiempo, pues resulta, en la mayoría de los casos, insostenible.
No contamos con evidencia científica sobre sus beneficios en un tiempo superior a los 2 años, formando parte entonces, de los cientos de patrones dietéticos que culminan en el “yo-yo” o rebote del peso corporal. (Kosinski, 2017)
A corto plazo podría causar nauseas, mareos, vómitos, fatiga, dolor de cabeza, insomnio, y a largo plazo, podría predisponer al desarrollo de enfermedad hepática grasa no alcohólica (hígado graso), pancreatitis, formación de cálculos renales y biliares, siendo contraindicada en la diabetes mellitus tipo 1, fallo hepático o renal y en algunos trastornos enzimáticos.
Las recomendaciones deben darse, en cualquier caso, cuando la evidencia científica justifique que los beneficios y los efectos secundarios no superen o empeoren el pronóstico de encontrarse en sobrepeso u obesidad.
Nutrióloga Clínica. Escríbanme sus comentarios a: erikapereznutricion@gmail.com, Instagram: dra.erikaperezl