Explicación
1.- Porque hace unos días leí en un periódico nacional dominicano, la discriminación de que son víctimas muchas personas por su orientación sexual o de género, me he sentido motivado a reproducir el escrito que hice hace unos años, con relación a los homosexuales, discriminación, timidez y lucha.
I.- Mi niñez y la discriminación
2.- Cuantas veces tengo la oportunidad de compartir con tres de mis nietas, aprovecho algunos momentos para hacerles distintas bromas, pero cuando quiero tomen en cuenta en firme un consejo, les explico con calma los detalles que es mi deseo retengan.
3.- En mi trato con los niños, familiares o no, trato de ser sumamente cuidadoso, porque desde siempre me he formado la idea que la niñez es una etapa en la formación del ser humano en la cual se fijan muchos conceptos que luego, en la adultez, van a servirle de guía en sus actuaciones ante los demás.
4.- Por lo menos yo, desde que era un niño, vamos a decir de unos ocho años de edad, escuchaba con desagrado cuando ante mí se hablaba con desprecio con respecto a los nacionales haitianos, árabes y chinos.
5.- Aunque por mi corta edad no entendía lo que significaba discriminación, me desarrollé con el criterio de que no era nada bueno referirse a un ser humano hiriéndole por el color de su piel, rasgos físicos, lugar de nacimiento u origen.
6.- Las desagradables palabras que oí en mi niñez contra haitianos, árabes y chinos, las llevé siempre en mi cabeza, hasta el punto de que el primer libro que escribí, “Inmigración, Haitianos y Esclavitud”, fue para denunciar la discriminación y cruel explotación, en los ingenios azucareros del país, contra los inmigrantes haitianos. Mi segunda obra, “Inmigración Caribeña y un Capítulo Haitiano”, está dirigida a criticar la discriminación y marginalidad de los haitianos en mi país, y de los emigrantes en cualquier lugar del planeta tierra.
7.- Con respecto a los árabes y chinos, mantengo con muchos de ellos residentes en el país, excelentes relaciones, y tanto es así que tengo un nacional árabe y un chino, que ya no son mis amigos, sino mis hermanos.
II.- Discriminación hacia los homosexuales. Mi tío homosexual
8.- El objetivo de comenzar este escrito haciendo mención de la discriminación, es para referirme a un segmento de la sociedad dominicana que desde siempre ha sido hostilizado; en contra de ellos se han utilizado todas las palabras feas para herirlos, fastidiarlos y mantenerlos marginados. Me refiero a los hombres y mujeres con preferencias sexuales hacia otros y otras de su mismo sexo.
9.- En nuestro país, la discriminación por asuntos de sexo ha llegado a convertirse en algo así como una afrenta hasta a nivel familiar.
10.- La vida ha puesto en mi camino la realidad directa de las cosas para que tenga la posibilidad de formarme mi propio criterio de ellas, en lugar de tener que recurrir a especulaciones.
11.- Desde antes de yo nacer, mi madre tuvo como compañía permanente en su hogar a un hermano suyo de menor edad que ella; mis hermanos, al igual que yo, nunca le dijimos tío, sino padrino. Ese hermano de mi mamá, fue su mano derecha, protector y quien la ayudó a criar y a formar a sus hijos e hijas.
12.- Padrino trabajó primero como zapatero, luego de estudiar ciencias comerciales, desempeñó en el país altos cargos en la administración pública, hasta que decidió marcharse hacia New York, donde durante más de treinta y cinco años, laboró en Tiffany, una de las más famosas tiendas newyokinas de lujo.
13.- Mis hermanos y yo siempre vimos en padrino al hombre que nos dio calor humano, nos transmitió solidaridad, nos hacía sentir que, dentro de nuestra pobreza, teníamos en él a una persona que se ocupaba de mamá y de sus hijos. Para las fiestas navideñas, padrino siempre llegaba a la casa, el día de navidad, en horas de la noche, con una pequeña funda conteniendo dos o tres manzanas, una libra de uvas, y algunos dulces. De Niño Jesús, a cada uno de los hijos de mamá, le entregaba un regalito, aunque fuera una vejiga.
14.- Particularmente conmigo, padrino fue recto, me exigía mucho en los estudios, al igual que a mis otros hermanos. Se mantenía atento a todo lo que se refería a nosotros; para mamá él era nuestro padre; así le quisimos y respetamos.
15.- Cuando ya yo tenía unos quince años de edad, por medio de un amigo, me informé que padrino era homosexual. Mi reacción fue de asombro, porque mamá nunca me había tocado ese tema, ni padrino, en la casa, nos dio demostración de su preferencia sexual.
16.- Después de la noticia que me dio mi amigo con relación a padrino, en nada cambié ante este. Le quise siempre, le guardé un gran respeto, y hoy me siento orgulloso de haber tenido, al igual que mi madre y mis hermanos, en padrino a un ser humano bueno, solidario y generoso.
17.- Es más, luego de saber que padrino era homosexual, le admiré mucho más, porque de mí se apoderó el sufrimiento que, de seguro, él había llevado encima al saber que por su preferencia sexual era discriminado, rechazado por la sociedad, precisamente por esa misma sociedad cruel, injusta, de simuladores, tartufos y mojigatos. En la medida que me hice más adulto, valoré más y más a padrino, lo que me llevó a interesarme por demostrarle lo mucho que él representaba para toda nuestra familia.
18.- Así, por ejemplo, mi finada compañera Carmen, al igual que mis amigos íntimos y de infancia, sabía lo mucho que significaba padrino, para mamá, para mí y mis hermanos. Una vez Carmen y yo, tuvimos la posibilidad económica de construir una buena vivienda, acordamos que la habitación más confortable sería la de padrino, para que cuando viniera de vacaciones al país se sintiera, como era nuestro deseo, bien cómodo. Pero algo más. Le testimoniamos, Carmen y yo, a Padrino, nuestro cariño y distinción, poniéndole el primer nombre suyo a uno de nuestros hijos.
19.- Siempre escuché a padrino decirle a mi mamá, que el ideal de su vida era algún día vivir en los Estados Unidos. Logró su objetivo, vivió en New York, por espacio de cuarenta años, donde falleció en el año 2008. Hoy comprendo por qué la aspiración de padrino de vivir en los Estados Unidos: se sentía discriminado, marginado en su propio país, por su condición de homosexual.
III.- Mi actitud ante los homosexuales
20.- El hecho de haber nacido, desarrollado y formado al lado de un homosexual, y ver en él a un ser humano excepcional, de quien aprendí normas y asimilé valores y principios que me han acompañado toda la vida, me ha permitido vivir liberado de prejuicios de toda índole. Durante mi existencia he tenido la dicha de tener entrañables amigos y amigas que ocupan un lugar especial en mi corazón, y tienen preferencia por personas de su mismo sexo.
21.- Para mi ellos son mis amigos y amigas, les quiero, respeto y admiro, al igual que aquellos que tienen preferencias por seres de sexos diferentes. A mí nadie me va a borrar de la mente el respeto y cariño que tenga por una persona, por el simple hecho de su preferencia sexual. Aquellos que sacan de su garganta palabras hirientes contra homosexuales, son pobres de mente, dignos de pena.
22.- Aquel que crea que me va a sacar de casilla refiriéndose a un amigo mío diciéndole, en tono despectivo, pájaro, maricón, bugarrón, marica, invertido, gay o lesbiana, se equivoca. Guardo el mismo respeto a un homosexual que a un heterosexual. No establezco diferencia en los seres humanos por el color de la piel, nacionalidad, preferencia sexual, ni criterio ideológico. Solamente valoro a las personas por su comportamiento, por su actitud ante la vida, por los aportes positivos que haga para el bien de la humanidad o comunidad donde vive. (Esta primera parte ha sido tomada del libro de mi autoría: Mi parecer sobre la sociedad dominicana de hoy, páginas 287, 288, 289, 290,291 y parte de la 292. En una próxima entrega concluyo este trabajo).