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28 Marzo 2024

“La Esperanza”

  •   Ray Ortega
  • lunes 30 noviembre, 2015 - 3:49 PM

Un cordial saludo a todos mis queridos lectores, esperando se encuentren bien en unión de su querida familia.

Hay un refrán que dice: “La esperanza es lo último que se pierde” Si nosotros perdemos la esperanza, perdemos la motivación de todo. Ella es la que mantiene viva la llama que ayuda a mantener viva nuestros proyectos. Si nosotros perdemos la esperanza de vivir, todo nos parecería que se nos derrumba, todo luce sin sentido. Es una sensación terrible que puede acarrear consecuencias terribles. Esta sensación puede llegar hasta acabar con nuestra vida, porque total si no vale la pena vivir. Por eso hoy en día vemos en las noticias televisivas y en los periódicos cantidad de personas que atentan contra su vida.

Cuentan que hace muchos años, en un pueblo había una maestra de un colegio público que había sido contratada para ir a visitar a niños que estaban internados en el hospital de ese pueblo. Su deber consistía en guiarlos en sus tareas a fin de que los niños no estuvieran muy atrasados cuando pudieran volver a su colegio.

Un día, la maestra recibió una llamada pidiéndole que se fuera a visitar a un niño que estaba en el hospital. Agarro el nombre del niño, tomo el nombre del hospital y el número de la habitación donde estaba el niño. La maestra que estaba haciéndole la llamada le comento: Ahora estamos estudiando los sustantivos y los adverbios. Le agradecía que usted lo ayudara, de esa forma no va a estar atrasado cuando regrese a la escuela.

Hasta que la maestra no llego a la habitación del niño no se dio cuenta de que estaba en la unidad de quemados intensivos del hospital. No la habían preparado a ella para lo que estaba a punto de ver en frente de la puerta antes de poder entrar tuvo que ponerse una bata, una gorra esterilizada por miedo a que contrajera una infección. Le pidieron que no tocara al niño y la cama. Podía mantenerse cerca de él pero hablarle a través de una a mascara que le habían puesto.

Cuando termino de revestirse le permitieron entrar al cuarto del niño, respiro profundo y entro. El chiquillo estaba completamente quemado, la maestra se sintió incomoda, y no sabía que decir. Por fin comenzó a hablar y le dijo: Soy las maestra que atiende los casos de los niños que están en el hospital y tu maestra me envió aquí para que te ayudara con los proverbios y los sustantivos, y así cuando regresaras a la escuela no estuvieras atrasado en tus clases.

Más tarde ella le pareció que no fue una de sus mejores clases. A la mañana siguiente, cuando volvió a la unidad de quemados intensivos le pregunto una de las enfermeras. ¿Qué le hizo usted a este chico? Antes que pudiera terminar de disculparse, la enfermera le interrumpió diciendo: No me ha entendido. Estábamos muy preocupados por él, pero después de que usted vino ayer toda su actitud ha cambiado. Está luchando, ha respondido al tratamiento. Es como si hubiera decidido vivir de nuevo.

El propio niño le explico a la maestra que él había abandonado la esperanza y sentía que se iba a morir, hasta que ella llego. Ahí fue donde todo cambio cuando se dio cuenta de algo, que las personas lo amaban, pues la habían enviado a una maestra especial para que el estudiara los adverbios y sustantivos. Ahí fue que el recobro su esperanza.

Mis queridos lectores, bastan solo unas pequeñas palabras de esperanza para despertar en un ser humano los deseos de seguir viviendo. Bastan solo estas palabras para despertar y comenzar a encontrar en la vida un significado para así vivirla.

Termino con el Versículo 1, del Salmo 125, que dice: “Los que confían en el Señor son como el monte Sion, que permanece inconmovible para siempre”.

Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.

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