Washington.- La Guardia Nacional de Maine alertó a la policía local hace poco más de un mes sobre el potencial violento del autor del tiroteo que acabó con la vida de 18 personas el pasado miércoles.
Varios compañeros y amigos de Robert Card, quien fue encontrado sin vida en un camión de reciclaje el pasado sábado, habían informado a la Guardia Nacional que estaban preocupados por el hombre, informó este lunes la cadena CNN.
Un amigo de Card incluso llegó a expresar preocupación de que este fuera a «estallar y a cometer un tiroteo» con múltiples víctimas mortales, según un documento al que tuvo acceso el canal estadounidense.
El mismo amigo también reportó que Card le había dicho que tenía armas y que quería disparar contra el centro de la Guardia Nacional en Saco, Maine.
En respuesta a estas denuncias recibidas por la Guardia Nacional de Maine, agentes de la policía de Sagadahoc y del condado de Kennebec llevaron a cabo una visita al domicilio de Card el 16 de septiembre, pero no consiguieron hablar con él. Al no poder localizarlo, lo dieron por desparecido, pero cerraron el caso el 1 de octubre.
Para entonces, Card ya había comprado una de las armas que utilizó en el ataque: un rifle Ruger SFAR de alta potencia.
En Maine no existe la norma conocida como «bandera roja», que permite que cualquiera pueda alertar a las autoridades del peligro de una persona que posee armas con el objetivo de que estas armas se le quiten preventivamente.
En su lugar está la «bandera amarilla», por la que tienen que seguirse varios pasos burocráticos antes de que se le puedan retirar las armas a un sujeto peligroso.
El comisionado del Departamento de Seguridad Pública de Maine, Mike Sauschuck, informó el pasado sábado del hallazgo del cadáver de Card, quien falleció por un disparo autoinfligido.
El arma con el que acribilló a tres decenas de personas (hubo 13 heridos) en una bolera y en un restaurante fue encontrada en el interior del coche en el que presuntamente huyó y que fue abandonado en un embarcadero de Lisbon, vecina a Lewiston, donde se produjo el ataque.
Las 18 víctimas mortales fueron dos mujeres y 16 hombres, con edades comprendidas entre los 14 y los 76 años.