Danilo Medina no ha buscado la presidencia de la República para figurar en la historia como el quincuagésimo sexto dominicano que ostenta ese honor o para que su nombre tenga equiparación con los de figuras que resaltan en la memoria histórica con profunda admiración: Usiles Francisco Espaillat, Gregorio Luperón, José María Cabral, Francisco Henríquez y Carvajal, José Bordas Valdés, Ignacio María González, Juan Bosch, Francisco Alberto Caamaño…
Siente un compromiso histórico con la figura del fundador y guía del Partido de la Liberación Dominicana, siguiéndolo se curtió en la política y se formó para servir, lo que no puede hacerse solo con intenciones, sino con preparación, mucho trabajo, honestidad y coraje.
No ha llegado a la presidencia para contentarse con el solo ejercicio del cargo y promover un “laissez faire, laisser passer”, es bueno el libre mercado, la menor intervención posible del Estado, pero sin los impuestos adecuados no hay redistribución equitativa del ingreso y lo único que prospera es la desigualdad, que no solo reproduce más hambre y miseria, sino también más inseguridad e inestabilidad.
Lo peor que le puede pasar a la clase media es vivir en una economía manejada sin sentido de la responsabilidad en la que sus gobernantes se crucen de brazos a esperar el estallido de una crisis que se ve venir, y que lo primero que barre con el caballo desbordado de la inflación es precisamente a la clase media, que se empobrece sin compasión.
Danilo Medina ha dicho que la marcha de un país se mide por el tamaño de la clase media, por lo que lejos de disminuirla, su gran empeño es el de fortalecerla y ampliarla, pero ¿cómo puede ampliarse la clase media en un país que esté proyectando un déficit fiscal superior a los 180 mil millones de pesos?
La gente que vive en sus afanes de subsistencia no lleva estos números, pero si lo toman muy en cuenta los inversores, y donde eso se deja pasar como quien ve llover, no invierten un centavo por lo que se estanca el crecimiento económico y la generación de empleos.
Entonces es mejor ajustarse que colapsar, y Danilo Medina ha pregonado con el ejemplo, reduciendo casi hasta lo imposible el gasto público, por un monto de 1.9 del PIB, pero por otra parte mejorando su calidad, sin embargo eso ni es suficiente ni para cubrir el déficit ni para proporcionar los recursos necesarios para hacer cumplir la demanda más prestigiada por todos los sectores del país: un 4% para la educación.
Pero hay otros compromisos que son los que han llevado a Danilo Medina a la presidencia: sacar a un millón cuatrocientos mil dominicanos de la pobreza extrema, crear 400 mil nuevos empleos, modernizar la Policía Nacional, procurar más recursos para el financiamiento de la pequeñas y medianas empresas, resolver el problema de financiamiento del campo dominicano, todas son cosas que conducen a una sociedad más justa y disfrutable.
La propuesta que ha entregado el gobierno esta semana al Consejo Económico y Social, tiene un solo objetivo, identificar las necesidades de ingresos para que la economía no haga crisis y podamos seguir construyendo un futuro esperanzador, que los que no compartan esas modificaciones fiscales que formulen otras realistas, porque no se trata de imponer sino de vincular a toda la sociedad a la búsqueda de soluciones.
Hemos escogido un presidente dispuesto a legarnos un país mejor, ¡ayudémoslo!