“Se puede hablar, reflexionar y profundizar sobre estos temas que no son de fe definida y pensar en algunas modificaciones, pero siempre al servicio de la unidad y todo según la voluntad de Dios”, comenta sobre el celibato de los sacerdotes el designado secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin.
Las declaraciones del italiano Parolin, nuncio apostólico en Venezuela y próximo “número dos” de la Santa Sede, han abierto una válvula de escape para las expectativas y especulaciones en torno a la posibilidad de que el Papa Francisco lidere un proceso de reformas que, entre otras cosas, permita que los sacerdotes –¿y las religiosas?- tengan parejas.
El celibato “no es un dogma de la Iglesia y se puede discutir porque es una tradición eclesiástica”, ha dicho el funcionario de la dirigencia católica en una entrevista concedida al diario El Universal de Venezuela.
La implicación de sus respuestas ha movido a que decenas de medios, incluido el influyente diario español El País reproduzcan el contenido de la entrevista o publiquen análisis que la tienen como referencia.
A propósito de los escándalos de desobediencia a la abstinencia y, sobre todo de los casos de pederastia, desde diversos sectores surge la presión sobre la Iglesia Católica para que levante el requisito del celibato a sus pastores, aunque, como bien cita Parolin, es una tradición que data de los primeros siglos.
Visto como un prelado de ideas transformadoras, el próximo secretario de Estado advierte, sin embargo, que “el esfuerzo que hizo la Iglesia para estatuir el celibato eclesiástico debe ser considerado. No se puede decir, sencillamente, que pertenece al pasado”. De inmediato añade: “es un gran desafío para el Papa porque él posee el ministerio de la unidad y todas esas decisiones deben asumirse como una forma de unir a la Iglesia, no de dividirla”.
A seguidas, ofrece la respuesta que ha despertado el interés de la prensa internacional, muy atenta también a los aires renovadores que se le atribuyen al primer papa latinoamericano de la historia y quien al final de este mes espera en Roma a quien será su más cercano colaborador. Parolin dijo: “Entonces se puede hablar, reflexionar y profundizar sobre estos temas que no son de fe definida y pensar en algunas modificaciones, pero siempre al servicio de la unidad y todo según la voluntad de Dios. No es lo que me plazca sino de ser fieles a lo que Dios quiere para su Iglesia”.
Reflexiona en que para esa compleja discusión, la Iglesia deberá tomar en cuenta la voluntad de Dios, su propia historia y la apertura a los signos de los tiempos.
Y como para recalcar en lo difícil que resulta el tema para los cristianos católicos, el cura italiano resalta que a esta comunidad no se le pueden atribuir las condiciones de un estado, que no es una monarquía, tampoco una democracia.
También advierte: “La Iglesia nunca podrá cambiar al punto de adaptarse completamente al mundo. Si lo hiciera y se perdiera en él, ya no cumpliría su misión de ser sal y luz para todos”.
Recibe las últimas noticias en tu casilla de email