Al nacer, nuestros padres nos registran y nos dan un nombre, algunas veces compuesto y otras, un tanto singular, acompañado de nuestros apellidos. Esto se convierte en nuestro nombre de marca, nuestra identidad que sirve para diferenciarnos de los demás. Para algunos, esta identidad se convierte en una impronta fuerte debido a la combinación única de nombres que lo hacen diferente. De esta manera contribuye a potenciar al individuo que lo porta.
Sin embargo, en la actualidad tener un nombre reconocido, ya sea heredado de una familia prominente, un estirpe de arraigo, un héroe nacional, o por simple denominación, no es suficiente para alcanzar el posicionamiento y convertirse en marca personal destacada en el ámbito en que nos desempeñamos.
Nuestro mundo es cada vez más competitivo y sobre abunda la cantidad de información que manejamos, de ahí que, las oportunidades sean limitadas y hasta escasas para poder alcanzar esas metas que nos trazamos.
En otras palabras existe “mucha oferta y poca demanda”.
Esta realidad no solo se aplica para los individuos, sino que también se puede observar en el mercado de consumo de bienes y servicios, donde cada vez la competencia por lograr esa venta se vuelve más compleja y agresiva. De ahí que el término diferenciación para crear esa ventaja competitiva frente a los demás, se hace imperante.
Si solo existe una primera oportunidad para crear una buena impresión, la diferenciación se convierte en la llave que abre todas las puertas. El valor de tu marca personal se reduce a escoger entre ser distinto o “desaparecer”.
Lo importante es conocer cuáles son nuestros talentos y fortalezas, aquello que poseemos que no tienen los demás. Una vez conocemos las respuestas llega el momento de saber cómo ofrecerlo de manera diferente). Ese mensaje de diferenciación es lo que hará que nuestra marca sea única y atraiga a otros.
Destacarse brinda considerables oportunidades para ganar credibilidad y visibilidad en los campos profesionales donde nos desarrollamos. Muchas veces contribuye a expandir ese radar de oportunidades donde operamos. ¿Quién mejor que nosotros mismos para contar nuestra historia de una manera creíble y apasionada? Somos nuestros mejores vendedores y relacionistas públicos. Claro está, cuando lo hacemos de manera correcta.
Recibe las últimas noticias en tu casilla de email