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La inquisición ha sufrido un revés

Hay un antes y un después de la campaña de Profamilia para la sociedad dominicana. Con el rechazo del Tribunal contra el recurso de amparo elevado por la Iglesia Católica en contra de la campaña de Profamilia se rompió algo, y la iglesia y los temerosos deben darse cuenta.

La jueza de la Quinta Cámara Civil y Comercial del Distrito Nacional, Eunice Minaya Pérez consideró que la campaña sobre derechos sexuales llevada a cabo por Profamilia no viola los derechos fundamentales.

Eunice Minaya Pérez, la jueza ha pasado a la historia; rompió con el pasado y con ella comenzó otro tiempo para la República Dominicana.  Un respiro ante tanta falsedad.

No más miedo.  Es momento de indignarse, demandar y exigir; algo básico como el derecho a la educación, a la educación sexual, a disfrutar de una vida sexual sin culpa, protegida y responsable, a defender la vida misma.

A la hora de evaluar temas de ciencia, de salud, de legislación las teologías deben quedar fuera, y la religión es teología. Defendamos un Estado a confesionario, un Estado laico.

Orientar a toda la población, incluyendo los menores de edad, cuáles son sus derechos, dentro de ellos el derecho a posponer un embarazo o evitar un infección de transmisión sexual es un derecho humano, los derechos sexuales son derechos humanos.

No ofrecer educación sexual es una inmoralidad. La medicina preventiva es la mejor estrategia de salud y la más rentable.

Con su indiferencia en temas de salud sexual el Estado le está robando la infancia a nuestras niñas, las está condenando a la pobreza. La epidemia de niñas embarazadas justifica la educación sexual en menores de edad, son ellas las que se están embarazando, las que ponen en riesgo su vida o mueren por negar la educación sexual.

¿Cuántas niñas muertas, por causas relacionadas a un embarazo es necesario llevar a la prensa, para que el Estado asuma la salud sexual como una herramienta que salva vidas?

El Estado tiene una deuda milenaria con las niñas y mujeres dominicanas. Es momento de hacer lo que nunca se ha hecho, ofrecer educación sexual.

Juan Isidro, mi padre decía: “Todavía no he visto a un cura con nadie en la boca”

Los que se oponen  a la campaña de educación sexual de Profamilia parecería que no quiere ver las evidencias, prefieren ver los muertos.

La jueza Eunice Minaya Pérez alejó esta sociedad de la sumisión. Con esta valiente decisión se hizo un hueco al pasado y por ahí  se va a desangrar la inquisición.

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@lilliamfondeur

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