Cuando sufrimos algún daño queremos que la persona que nos agredió física o emocionalmente pague por su error. Estamos tan heridos que deseamos tomar la justicia por nuestra propia mano.
Actuamos erróneamente impulsados por la ira, y si no vemos que quien nos agredió no está padeciendo por sus malos actos; nos desilusionamos y creemos que no existe justicia en la tierra.
Justicia es que cada quien reciba lo suyo, ten por seguro que Dios te dará lo tuyo: consolación, amor, paz y sanidad. Es mejor preocuparnos más en recibir lo que Dios nos quiere dar, que lo que alguna persona pueda ofrecernos.
Dios tiene un tiempo para actuar y su tiempo no será el mismo que el nuestro, El no hace justicia sólo para que nos arrepintamos, También lo hace para provocar el cambio en sus vidas. Su justicia va más allá de estatutos terrenales.
Quizás no podrás presenciar lo que sucederá con aquellos que te lastimaron, tu parte en ello es perdonar y dejar en manos de Dios, el actuará conforme a su perfecta voluntad.
El Señor es nuestro juez, nuestro legislador y nuestro rey; él cuidará de nosotros y nos salvará. Isaías 33:22.
Recuerda que la justicia de Dios no se dará de la forma que tú desees o en el tiempo que esperas. Sólo Él es justo y sabe cómo dar a cada quien lo suyo.
No pierdas el tiempo tratando de cumplir tu justicia, perdona y que sea Dios quien dé el veredicto.
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