En su discurso de juramentación, el presidente Medina dijo que su gobierno estaría fundamentado en tres grandes pactos: el de educación, que comenzó a ejecutarse con la puesta en vigor de la ley general del sector que le otorga el 4% del PIB; el fiscal, para sanear las finanzas públicas, y el eléctrico, para superar más de cinco décadas de inestabilidad en los suministros y enfrentar la onerosa carga que representa el subsidio de energía, que consume buena parte de los ingresos del Estado. El déficit de electricidad, el fardo del subsidio y el alto costo de la energía, representan un obstáculo al desarrollo nacional lo cual disminuye nuestra capacidad competitividad en los mercados internacionales y a nivel interno, porque lo deja en desventaja con lo que proviene del exterior.
De manera que el proceso de licitación llevado a cabo por la Corporación Dominicana de Empresas Estatales Eléctricas (CDEEE) para la construcción de dos plantas a carbón de 300 megavatios cada una, es, sin lugar a dudas, un buen punto de partida para emprender lo que por tantos años se ha dilatado: la búsqueda de una solución en el menor plazo posible de este problema fundamental de la economía dominicana. Todos sabemos que sin un sistema eléctrico eficiente, de calidad mundial y a precios competitivos, el país no podrá dar un paso firme hacia el futuro.
Por esa razón, dentro de la transparencia que toda licitación internacional exige y conlleva, es importante que el proceso para la construcción de esas dos plantas, que ayudarán además a mejorar la matriz del combustible que se emplea en la generación eléctrica, sea concluido sin mayores tropiezos y que a la brevedad que fuera posible, se iniciaran los procedimientos para la construcción de ambas plantas, a fin de que puedan comenzar a operar en los plazos proyectados. La licitación es de alta prioridad nacional.
Recibe las últimas noticias en tu casilla de email