Ciudad del Vaticano.- La marioneta «Pequeña Amal», de 3,5 metros de altura y que representa a una niña refugiada de nueve años, llegó hoy a Roma y al Vaticano tras partir de la frontera turco-siria en busca de una nueva vida que la hará recorrer 8.000 kilómetros en cuatro meses para inyectar esperanza a millones de migrantes.
Amal fue recibida por decenas de niños y curiosos en la plaza de San Pedro del Vaticano en un ambiente de fiesta y donde se encontraba el cardenal Michael Cznery, subsecretario de la Sección de Migrantes y Refugiados, en representación del compromiso del papa Francisco por la acogida.
La marioneta forma parte del proyecto titulado «The Walk» («El Camino»), creado por la compañía de teatro Good Chance en cooperación con la de títeres y marionetas Handsrping Puppet Company y en su camino lleva un mensaje para todo el mundo: «No nos olvidéis» .
Cznery, que porta siempre una cruz realizada con la madera de las barcazas de los migrantes que llegan a Lampedusa, esperó a Amal a los pies del monumento a los Ángeles Desprevenidos, que el Vaticano hizo instalar hace algunos años para render homenaje a todos los migrantes durante la Historia.
«Amal es grande y hermosa, y es un placer conocerla, pero enseguida nos recuerda que el encuentro con los inmigrantes vulnerables, los trabajadores precarios y los que necesitan ayuda es una parte muy importante de nuestras vidas», dijo Cznery, que pidió ante su «bagaje de sufrimientos y sueños, necesidades y talentos» que «abramos nuestros oídos, nuestras mentes y nuestros corazones y extendamos las manos».
El llamado «cardenal de los migrantes» explicó a Efe que «cada refugiado y cada víctima de la trata de personas que encontramos nos recuerda la necesidad de la acogida, de la protección de los más vulnerables y Amal es una embajadora de este mensaje como lo es también siempre el papa».
Su viaje, como el de miles de refugiados, comenzó el pasado julio en Gaziantep, en la frontera turco-siria y durante cuatro meses pasará por más de setenta ciudades y pueblos de ocho países, antes de llegar a Manchester (Reino Unido).
Amal viaja sola y busca desesperadamente a su madre, con la que se reunirá al final de su periplo, en su nuevo hogar.
Como muchos migrantes, esta niña refugiada ha sufrido el odio y la xenofobia, pues el pasado domingo en la ciudad de Larisa, en Grecia, un grupo de personas la recibió tirándola piedras, al contrario que hoy, recibida con ambiente festivo en el Vaticano.