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La mentira y sus usos nocivos (1 de 2)

Mientras la mentira es utilizada por quien la practica como un simple medio de persuasión y penetración, no lesiona.

La mentira y sus usos nocivos (1 de 2)

Explicación

1.- A la víctima de la mentira solo le queda indignarse y luego calmarse. Nunca dejarse sacar de quicio y montar en cólera.

2.- Recientemente, un amigo  y yo fuimos perjudicados por una persona que utilizó la mentira para defenderse y justificar una falta suya.

3.- Como respuesta a esa mentira utilizada  publico este escrito que le cuadra a la persona mentirosa.

I.- La mentira en el medio social dominicano

4.-  El ordenamiento económico que predomina en nuestro país genera, en la conducta de los dominicanos y las dominicanas, toda una serie de vicios que se observan como habituales.

5.- La rutina en la ejecución de algunos actos evidencia en muchos miembros de la comunidad dominicana una especie de adicción a los mismos. Uno de esos vicios frecuentes es la mentira que está como una dependencia; se hace uso de ella con una espontaneidad que prueba la naturalidad, la familiaridad en quien la ejecuta.

6.- La mentira está tan ligada a algunas personas que las convierten en adictas a su manejo; la consideran como un soporte, un pilar de su modo de vida y sin el cual no pueden manejarse en sus relaciones con los demás. Mentir viene a ser, para el que cultiva la mentira, una especie de cualidad virtuosa.

7.- Aquel que se aclimata a practicar la mentira, se capacita para utilizarla tanto que la adecúa a su forma de ser, procurando acreditarla dándole valor de confianza absoluta a lo que en ella se ha fundamentado. El mentiroso busca que su mentira adquiera categoría de documento auténtico; quiere que lo espurio se conozca como fidedigno.

8.- El que profesa la mentira la cultiva en un grado tal que la abraza como una religión; llega a tenerla como una doctrina para sus relaciones, para su accionar en el medio donde vive. La reconoce como si fuera un don divino, y su convicción por ella no tiene límites. 

9.- Mientras la mentira es utilizada por quien la practica como un simple medio de persuasión y penetración, no lesiona. Basta con tomarla como un simple vicio de su portador, su agente transmisor. Pero ocurre que el artífice de la mentira no se limita a usarla para cosas triviales, sino que también la emplea para dañar, herir, fastidiar y de cualquier forma perjudicar a otros.

10.- Una vez el profesional de la mentira decide hacerla dañina, se convierte en algo peligroso; en alguien capaz de hacerle la vida imposible a todo aquel que no es de su agrado, sin importar el nivel de daño que produzca la mentira empleada como arma de destrucción de honras, virtudes y méritos.

11.- Hace efectos dañinos como si fuera un producto tóxico, con la agravante de que la mentira diseñada para afectar a un tercero siempre está acompañada de los más diversos componentes generados por cerebros perniciosos.

12.- El mentiroso, para su misión dañina, hace un estudio minucioso de cómo difundir el veneno con el que rodeará sus argumentos lesivos, la profundidad y sistematización de su falsedad y cuándo considera concluido su objetivo nocivo. Mientras más ponzoñosas sean sus mentiras, más bien se siente el falseador. Lo ultrajante desempeña una función fina contra quien la mentira deshonra y mancilla a quien goza de aprecio.

13.- El mentiroso disfruta su labor destructora; se comporta siempre elocuente, efusivo en el desarrollo de su diatriba; con firme vehemencia se refiere a su víctima, siempre busca que su dardo venenoso le caiga directamente a su ofendido; en forma intencional esquilma a su lesionado, a quien estruja con calma y en forma calculada sus aviesas calificaciones, las cuales trata de que sean las más retorcidas para causarle más y peores pesares.

14.- Por lo regular, el mentiroso se expresa en forma pausada para que su falso mensaje llegue en forma nítida a su interlocutor. Procura adornar su elocuencia a los fines de llamar la atención, y que su vocablo sea apreciado como sincero; se esmera por utilizar palabras que cuadren perfectamente con la idea que desea vender y que sea fácil de asimilar. Mientras más incorpora sus falsedades al cerebro del público, con más rapidez logra el mentiroso el fin que persigue.

15.- El mentiroso, en el desarrollo de sus ideas dañinas, no quiere ser interrumpido. Se molesta cuando es interferido por alguien; quiere tener cautivo de su conversación a quien ha escogido para que reciba la aviesa versión que tiene contra la persona que ha decidido ofender con sus maquinaciones; no quiere que nadie obstaculice su conspiración para que su falacia pueda calar con más profundidad.

16.- El calumniador se siente triunfador cuando la mentira se ha propagado ampliamente, y más aún si ha llegado a penetrar a los círculos más cercanos e íntimos del difamado. El falsario celebra en grande cuando su opinión malsana es aceptada como cierta con relación a aquel contra quien va dirigida.