La mujer padece abuso en todos los niveles, deplora la Iglesia católica

Pérez resaltó que el Evangelista San Juan en el capítulo 19 nos dice: “Cerca de la cruz de Jesús estaba su madre…Jesús, al ver a la madre y junto a ella al discípulo que más quería, dijo a la madre: -Mujer, ahí tienes a tu hijo. Después dijo al discípulo: -Hijo, ahí tienes a tu madre”.

SANTO DOMINGO.- “Al contemplar la situación de la mujer, el panorama sigue siendo desgarrador; en muchas sociedades ser mujer es una condena para vivir maltratada, vejada, humillada, golpeada O simplemente usada para el sexo o la pornografía”, deploró la Hermana. Ofelia Pérez, directora general de las Altagracianas, al leer la segunda de las siete palabras que pronunció Jesús durante su crucifixión.

Dijo que el ser de la mujer se pierde en una sociedad injusta que promueve por los medios y redes sociales, el valor del cuerpo del cuerpo tanto cuanto puede producir placer.

Asimismo, lamentó que las mujeres que trabajan y aportan al desarrollo científico, social, político, religioso y económico se vuelven invisibles; de ellas no se dice nada. Tampoco se publica la estadística del número de mujeres que estudian en nuestras universidades e Institutos de Estudios Superiores, ni de las mujeres que se incorporan al mercado laboral, sin abandonar el trabajo en la casa, la atención a los hijos y al marido.

Cuestionó: ¿Quién mira a las mujeres que dan a luz en nuestros hospitales o aquellas que esperan en una silla que se desocupe una cama? ¿Quién se apiada del dolor de la madre que ve a su adolescente sin futuro porque las drogas, los cigarros electrónicos o las jucas le carcomen el cuerpo y el cerebro? ¿Cuándo vamos a reconocer que las mujeres representan el mayor número de las organizaciones políticas, empresariales, religiosas y sindicales, pero cuando se trata de dirigirlas, la mujer está relegada?

Pérez resaltó que el Evangelista San Juan en el capítulo 19 nos dice: “Cerca de la cruz de Jesús estaba su madre…Jesús, al ver a la madre y junto a ella al discípulo que más quería, dijo a la madre: -Mujer, ahí tienes a tu hijo. Después dijo al discípulo: -Hijo, ahí tienes a tu madre”. La escena es desgarradora, la Madre ve morir a su hijo de una manera cruel y despiadada.

Con su muerte, Jesús instaura un nuevo orden mundial: la sociedad es el conjunto de mujeres que se dejan mirar por Jesús para acoger como hijos a aquellos tristes discípulos. Por tanto, el discípulo que más ama a Jesús es aquel capaz de vivir como hijo de María, la madre del Crucificado. Esa es la propuesta, caminar juntos como hermanos obedeciendo el mandato del Señor, con María como Madre. Asumiendo la gran responsabilidad de vivir como hijo de María. A su lado, buscar y hacer la voluntad de Dios.