La necesidad de un país educado

La deshonestidad no tiene espacio en la mente de aquellos que fueron orientados basándose en la pureza, el recato y la integridad.

1.- Un ordenamiento económico y social es altamente valorado por la mayoría de la población, por los logros obtenidos en el orden material y espiritual. Tener la posibilidad de desarrollarse física y culturalmente, solo se alcanza en un sistema que pone en primer plano al ser humano. El bienestar guarda relación directa con la forma de cómo está organizada la sociedad.

2.- La ayuda de más valor hecha a una persona es hacerla acreedora comprobada de buenas cualidades asimiladas en el círculo familiar y escolar. Las particularidades que identifican positivamente a ciudadanos y ciudadanas son el resultado de lo que aprendieron de sus ascendientes y preceptores.

3.-  La manera de ser en la sociedad en general, es la que se ha adquirido en el núcleo familiar y pulido en los centros escolares. En la medida que se forman personas de elevada condición cívica y ciudadana, el país se fortalece porque va a contar con grupos humanos que aportan representatividad por su correcto proceder, fruto de una exquisita educación.

4.- Es demostración de querer encaminar correctamente a los hombres y mujeres del futuro cuando los orientadores dirigen sus mensajes para que sean bien recibidos por aquellos que mañana están llamados a ser modelos de sus conciudadanos.

5.- A los niños y a las niñas hay que educarles para que en el futuro procedan como adultos de actuar sencillo, libres de vicios sociales que, como la arrogancia y el engreimiento, en nada contribuyen a la buena acogida. Fomentar la decencia, promover la honestidad, animar el deseo de ser libre, es avivar, empujar a la niñez para que en la adultez esté apegada a la vida correcta en el seno de su comunidad.

6.- Estimular a niños y niñas para que sean productivos, es crearles el sentido de la eficiencia para que aporten al país, sean de utilidad, aptos para desempeñarse con total idoneidad.

7.- Al país le conviene tener mujeres y hombres bien criados; con educación excelente y correctamente adoctrinados a los fines de que en sus relaciones con los demás puedan dar demostración de haber sido instruidos para que se comporten con amabilidad, urbanismo y cortesía.

8.- El ser humano debidamente preparado está en condiciones de hacer causa común con las fuerzas motrices que en cada coyuntura histórica se adhieren, hacen coro con los que levantan la voz demandando transformaciones.

9.- Hay que ir formando el ser humano sensible, afectivo, para que aprenda a hacer suya la idea de la solidaridad, que es la más alta expresión de sensibilidad. Ser solidario, fraterno, entraña estar al lado de las causas justas, e impulsa a respaldar los movimientos de contenido social.

10.- Educar en la adhesión elimina la posibilidad de aceptar el egoísmo, el individualismo y el particularismo, así como todo aquello que motiva indolencia y dejadez.

11.- La persona cuyos padres la educan con principios sólidos de honradez, sinceridad, laboriosidad, responsabilidad, honestidad y fraternidad, llega a ser un ciudadano o una ciudadana de bien, de fino trato, diligente, tolerante, generosa, compasiva y siempre en disposición de servir.

12.- Necesitamos comenzar a desarrollar a dominicanos y a dominicanas  virtuosas que sirvan de ejemplo en la sociedad, en el orden ético y moral, con la suficiente fortaleza educativa para resistir las tentaciones nocivas que puedan supervivir de un ordenamiento generador de taras que dañan a los seres humanos.

13.- Nuestro país necesita contar con personas que por la educación que les transmiten sus padres y les enseñan en las escuelas, se comporten con limpieza en sus actuaciones. Solo así olvidaremos las inconductas que ahora muestran determinados sectores que prueban que no fueron educados en honradez, probidad, compostura y modestia.

14.- La deshonestidad no tiene espacio en la mente de aquellos que fueron orientados basándose en la pureza, el recato y la integridad. Los desvergonzados, los descarados se mueven bien allí donde no se tiene la honradez como signo de buena crianza en el hogar y de pedagogos cumplidores de su misión de instruir.

15.- La buena formación que padres y maestros les den, respectivamente, a vástagos y alumnos, va a permitir que nos olvidemos de las lacras que hoy lamentamos sufrir, entre las que se destacan corrupción, drogadicción, narcotráfico, sicariato, feminicidios, ladronismo, sinvergüencería, deshonestidad, así como degradación ética y moral.

16.- A nuestra niñez  debemos levantarla con principios arraigados, incrustados en su conciencia para eliminar del ambiente dominicano todo lo que representa asesinato, crimen, delincuente, degeneración, así como aquellos fenómenos que hacen posible la vigencia de tachas que lesionan a cualquier pueblo civilizado.

17.- Si se cumple fielmente la misión educadora, de seguro que las generaciones venideras recordaran las tachas que hoy nos lesionan, como afrentas de un pasado vergonzoso que como seres humanos sufrimos.

18.- No debemos seguir viviendo bajo agravio, escarnio, insolencia, vituperio y contumelia.  Merecemos vivir en un ambiente que no se fundamente en la preponderancia de los que degradan, deshonran, humillan, avergüenzan, abruman, en fin, toda esa escoria social que solo nos trae tristeza.