Cuando salgamos de la pandemia del covid 19 estaremos definitivamente mejor que ahora, pero también grandes cambios habrán tenido lugar.
Es probable que eduquemos a nuestros hijos en forma híbrida, con algunas clases presenciales en la escuela y otros por televisión e Internet. Dada la ya comprobada baja calidad de nuestros maestros, el utilizar profesores buenos a través de la televisión tiene mucho sentido. También trabajaremos para la oficina desde el hogar, probablemente durante un día a la semana y los otros cuatro desde la oficina. La pandemia nos mostró vía el Zoom la viabilidad de eso, sobre todo en oficinas grandes, como bancos. Uno de los mejores resultados de esa hibridación será que el transporte desde el hogar a la oficina tendrá menor volumen por lo que habrán menos tapones en el tráfico. Por otro lado, el corona virus evidenció claramente la necesidad de mejorar el servicio de salud por parte del gobierno.
Tres de nuestras principales fuentes de divisas también se beneficiarán de cambios. Muchos turistas no quieren ya ir a un hotel grande con el todo incluido por el riesgo de contaminación y buscan alquilar casas de playa a través de Air B&B y otros servicios parecidos. Las zonas francas de ayer, de confeccionar blue jeans y zapatos, cada día están teniendo menos importancia y buscaremos meternos en el “near shoring”, política norteamericana de trasladar producción desde sus empresas en China a países cercanos, México, Centroamérica y el Cribe, buscando más seguridad en la oferta. Producir semi conductores, por ejemplo, algo estratégico, será un objetivo importante.
En este septiembre finalizó el programa norteamericano que entregaba, entre otros, a los dominicanos ausentes un cheque de subsidio, pero eso no necesariamente implicará el cese de los muy altos envíos de remesas por parte de dominicanos, mexicanos y salvadoreños, ya que la economía norteamericana está creciendo, hay en proyecto fuertes inversiones públicas y escasea la mano de obra no empleada.
¿Cuándo llegará esa nueva vida post covid? Cuando lleguemos a la inmunidad de rebaño, o, por lo menos, de recua, cuando casi un 70% de nuestros adultos se hayan vacunado por lo menos dos veces. Hoy día llegamos casi al 60% y cada día es más difícil encontrar gente que quiera vacunarse. Tal vez ha llegado el momento para el gobierno plantear a los empleados públicos y a los militares y policías que sólo recibirán su cheque mensual si llevan evidencia de haberse vacunado, algo que el presidente Biden ya está considerando. Nuestras grandes empresas deben pensar en lo mismo.
Tenemos un problema adicional: una parte importante de nuestra población vive en Estados Unidos y Europa, por lo que las visitas de los “ausentes” representa un peligro de contaminación y lo mismo se aplica a los turistas y también a nuestros vecinos haitianos, pocos de los cuales se han vacunado. Llegar a la inmunidad de rebaño o de recua será pues difícil. Ese camino está lleno de obstáculos como la variante “Delta”, pero tenemos que andarlo. No hay paso atrás.
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